viernes, 30 de abril de 2010

La joya de nuestro Sistema Solar: Saturno, planeta colosal y misterioso, y a la vez muy pero muy bello


LOS ENIGMAS DEL PLANETA ANILLADO

Los poetas han llamado "EDAD DE ORO" el reinado de Saturno sobre el Lacio, antigua provincia romana, dado que fue una divinidad agrícola, antes de dar su nombre al último de los planetas conocidos por los antiguos.

Este planeta gaseoso es enorme; 748 mundos como el nuestro allí caben en su inmenso globo.

Este astro dista 1425 millones de kilómetros del Sol, y cumple su recorrido en torno al "astro rey" en 29 años y medio. Y da un giro completo sobre su eje en aproximadamente unas 10 horas terrestres.

Pero en relación a la masa o cantidad de materia, Saturno es tan sólo 98 veces mayor que la masa terrestre, por lo cual, su densidad es bajísima, inferior a la del agua y similar a la del corcho, por lo que se presume que el interior se encuentre en estado líquido, en formación.


De hecho, Saturno es el planeta de menor densidad de todo el Sistema Solar. Si en lugar de gravitar en torno al Sol, nos imagináramos que Saturno surcara un inmenso océano, obviamente flotaría sobre esta superficie, al igual que un tapón.

Todo un sistema de soberbios anillos de este singular planeta, circunvalan ese gaseoso y extraño mundo. Y una de las "sortijas" más estrechas e interiores, se ubica a tan sólo 14.000 kilómetros del globo de Saturno.

Este extraño mundo tiene gran cantidad de anillos, cientos de ellos, que han podido ser bien identificados y fotografiados por las sondas espaciales, pero desde los telescopios terrestres solamente han podido verse y estudiarse seis de ellos, llamados con las primeras seis letras del abecedario (de la A a la F). Los anillos E, F son los más exteriores de los seis nombrados, y los últimos que fueron descubiertos desde telescopios terrestres, y a estos le siguen acercándose al astro gaseoso los anillos A, B, C, D.

El anillo E es el más exterior y el más extenso de los seis, pues tiene una anchura de 300.000 kilómestros (en números redondos). Por su interior y a aproximadamente 237.948 kilómetros del centro de Saturno, viaja el satélite Encélado o Encélade.


Entre los nombrados, los anillos que más se destacan son tres, A, B, C. Entre los anillos A y B se observa una estrecha faja oscura, la famosa División de Cassini, que hasta hace poco se creía equivocadamente vacía.

Las sondas espaciales Viajero I y II, lograron magníficas tomas fotográficas que muestran que la referida franja de Cassini es en verdad todo un completo sistema de anilletes y anillos menores, que gravitan dinámicamente entre los denominados anillos A y B.

Hasta hace medio siglo, no se conocía la exacta naturaleza de los anillos. No siendo sólidos ni líquidos, se presumía que estuvieran, tal vez, formados por partículas de polvo y por cristales de hielo.

Conviene aclarar que el complejo sistema de anillos de Saturno fue confusamente apreciado por Galileo Galilei hace cuatro siglos, pero debido a la falta de claridad de la imagen observada, el sabio renacentista no llegó a saber realmente de qué se trataba. Y como ya había descubierto cuatro satélites de Júpiter, pensó por analogía, que tal vez serían dos lunas que acompañaban a Saturno en su trayecto orbital.

Posteriormente a la muerte de Galileo, el famoso físico, matemático, y astrónomo holandés Christiaan Huygens, descubrió con su telescopio que en realidad se trataba de un inmenso anillo, concéntrico al globo saturnal, que no lo tocaba, y que se encontraba muy inclinado sobre su órbita y el plano de la eclíptica.

Gracias a Giovanni Domenico Cassini, primer director del Observatorio Astronómico de París en época del gobierno de Luis XIV, el "Gran Rey" o el "Rey Sol" acompañado con su famosa corte versallesca, se conocieron los dos primeros anillos del astro, los llamados A y B, separados por una división oscura que precisamente lleva el nombre de su descubridor, División Cassini.

Comúnmente se distinguen tres anillos en el planeta, y el tercero fue ubicado por William Cranch Bond, astrónomo estadounidense, en la decimonónica centuria. Dicho tercer anillo es el más interior de los tres. El conjunto de los tres anillos A, B, y C, que con más facilidad y claridad se ven desde la Tierra, está pues compuesto por una zona grisácea (el anillo A), seguida de una intermedia blanca muy brillante (el anillo B), y seguida a su vez por el anillo C, más interior y más oscuro que los dos anteriores.

La división de Cassini en realidad no es única. En el anillo exterior o anillo A se pueden apreciar dos regiones de diferente luminosidad, separados por otra faja oscura, la banda de Encke.

Por cierto luego se fueron ubicando otros anillos, a medida que se perfeccionaba el instrumental astronómico, uno llamado anillo de Gasa por su transparencia, otro llamado del Crespón por su negrura. En fin, con aportaciones de los franceses, se llegó a ubicar un total de seis anillos visibles telescópicamente desde la Tierra.

Cuando las sondas espaciales enfocaron esas formaciones, en realidad pudieron apreciarse más de 500 anillos, y observaciones posteriores más precisas visualizaron más de mil anillos, por cierto un verdadero laboratorio de dinámica, que mucho aportará a la astronomía y particularmente a la astrofísica.

Los anillos de Saturno están conformados por diminutos satélites, rocas elongadas recubiertas por hielo de agua, hielo de amoníaco, hielo de metano y de otras substancias, etcétera. Estas formaciones presentan rotación sincrónica, al emplear el mismo tiempo en girar sobre su eje y revolucionar en torno al planeta.


LUNAS MISTERIOSAS

Todo un conjunto de satélites acompañan a Saturno o Cronos, el "Dios del Tiempo" en la mitología griega, en su recorrido interplanetario.

De estos mundos, nueve son de respetables dimensiones: Mimas, Encelado, Tetis, Dione o Dioné, Rea, Titán, Hiperión, Japeto o Jápeto, y Febe.

Casi todos los satélites nombrados se desplazan en el sentido dominante en el Sistema Solar, o sea en sentido directo; solamente el noveno, Febe o Phoebe, lo hace en sentido retrógrado.

Todos los satélites naturales nombrados tienen su encanto y sus misterios.

Mimas por ejemplo, presenta un cráter de colosales dimensiones, originado por el impacto de una inmensa roca cósmica sobre su superficie.

Encelado o Encélado es un mundo sujeto a terribles tirones gravitatorios por parte de su planeta, por lo cual su masa se estira y deforma constantemente.

Japeto es ciertamente un mundo singular. Es efectivamente un "satélite de doble cara". Visto al telescopio, con toda la luz solar de frente, se aprecia como un disco, mitad blanco y mitad negro, obviamente un verdadero enigma. Algunos teorizan que tal vez esté formado por hielo de un lado y carbono del otro.

Por sus dimensiones se destacan Tetis y Dioné, y por su parte Rea y Japet tienen diámetros del orden de 1.200 y 1.800 kilómetros. Y por su aspecto de esponja se destaca Hiperión.

Sobre la base de procedimientos fotométricos se han descubierto movimientos de rotación en Titán y en Japet, cuyos períodos coincidirían con el de traslación, es decir que le mostrarían a Saturno, siempre la misma cara, como la Luna lo hace con respecto a la Tierra.

Titán, al que se le han asignado distintos diámetros, ha pasado de 4.200 kilómetros a 5.800 kilómetros, por lo que figura entre los mayores satélites de todo el Sistema Solar. El análisis espectral ha demostrado que está cubierto por una espesa atmósfera con predominio de metano. Este astro tiene una cubierta gaseosa parecida a la de Saturno, siendo por el momento el único satélite del cual que se sabe con certeza que está rodeado por una capa gaseosa de espesor considerable.


NUEVO SATÉLITE QUE BATE RÉCORDS

Los astrónomos han descubierto una nueva luna de Saturno, apenas perceptible al telescopio, por estar oculta en uno de los anillos exteriores del singular planeta.

Ese diminuto astro fue detectado por la nave espacial Cassini, y se le ha calculado un diámetro de medio kilómetro.

El hallazgo está completamente confirmado por la Unión Astronómica Internacional.

En relación a otro asunto, podemos señalar que durante mucho tiempo los astrofísicos se plantearon razonables dudas acerca del origen del anillo "G", uno de los más enigmáticos del planeta. Ahora estiman que es posible que se originara a partir de restos de hielo que se esparcieron cuando varios meteoritos colisionaron con la recientemente ubicada luna.

Una cierta confirmación fue lograda luego de analizar pormenorizadamente las imágenes enviadas por la sonda Cassini.

Con este descubrimiento, Saturno sin duda pasa al frente por lo atípico, ostentando más de 60 satélites naturales.







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Enlace a vídeo original: http://video.mx.msn.com/watch/video/sonda-cassini-detecta-gigantescos-ciclones-polares-en-el-planeta-saturno/gfrb76mr

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Enlace a vídeo original: http://video.mx.msn.com/watch/video/cassini-ubica-fuente-de-chorros-de-hielo-en-luna-enceladus-de-saturno/gfc6dge3

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Fascinante hallazgo arqueológico: Un tesoro que de casualidad resurge en Jerusalem

INTRODUCCIÓN

Un extraordinario tesoro en monedas de oro del grandioso Imperio de Oriente (330 a 1453), también designado como Imperio Griego o Bizantino, fue ubicado frente a los muros de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

El "sólido" bizantino era muy apreciado en todo el mundo mediterráneo, por su alto contenido aurífero. Fue durante mucho tiempo la moneda de uso común, que sustituyó a las monedas del Imperio Romano, derrumbado ante las invasiones de los pueblos bárbaros.

Ahora, un equipo arqueológico israelí ubicó unas 264 monedas, muy valiosas por cierto, con una antigüedad del orden de 1.300 años.


Dichas monedas ostentan la imagen del emperador Heraclio, monarca bizantino que gobernó entre el 610 y el 641 de nuestra era.

Estos objetos fueron ubicados durante un trabajo de excavación que comenzó hace unos dos años, en lo que en su tiempo fue un suntuoso edificio imperial que data del siglo VII de la era cristiana.

El equipo de arqueólogos está encabezado por Yana Tchekhanovets y Doron Ben-Ami, científicos ampliamente reconocidos en su área de especialización.

La Oficina de Antiguedades de Israel enfatiza que el invaluable "tesoro" en monedas de oro, es uno de los más grandes entre los ubicados en territorio hebreo, y sin duda, el más grande hasta el presente entre los encontrados en Jerusalén.

Hace ya más de una década habían sido halladas apenas cinco monedas, también de oro y también encontradas en dicha ciudad, y que según la datación correspondían al período "bizantino tardío".


MONEDAS CARACTERÍSTICAS

Las monedas, todas iguales, resaltan la imagen del valeroso emperador Heraclio, marcialmente vestido con uniforme militar, y llevando una cruz en su mano derecha. En el reverso, únicamente aparece una cruz.

Estas piezas fueron acuñadas entre los años 610 y 613, en los albores de su gobierno, por cierto muy progresista y fecundo. Los objetos no registran marcas ni rasguños de ningún tipo, por lo cual se estima que jamás fueron usadas. En opinión de los expertos hebreos, fueron enviadas desde Constantinopla, la grandiosa capital del Imperio de Oriente, destinadas muy posiblemente a un individuo de alto rango, que desempeñaba sus funciones imperiales en Jerusalén. Este personaje las habría puesto a buen resguardo, en lo que los arqueólogos señalan como un "impresionante y amplio edificio".

Naturalmente que habrá pensado en usarlas, pero no habría tenido tiempo, dado los acontecimientos que se estaban precipitando vertiginosamente.


AGITADAS CONVULSIONES

En esos momentos existían dos grandes superpotencias. El Imperio Romano de Oriente o Bizantino por un lado, y el Reino Parto de los Arsácidas, derivado luego en el Imperio Neo-Persa de los Sasánidas.

Entre el imperio de los Persas, que abarcaba la antigua Mesopotamia y toda la meseta del Irán, y los bizantinos, por cierto hubo guerras constantes, ya que a los conflictos fronterizos se sumaron las diferencias religiosas, entre los cristianos de Bizancio y los persas adoradores de Ormuz.

En tiempos del Emperador Justiniano, el rey persa Cosroes I obtuvo varias victorias importantes sobre los ejércitos bizantinos. Y posteriormente los persas continuaron sus conquistas, incorporando el Asia Menor y amenazando la soberbia capital bizantina de Constantinopla.


Gracias a generales bizantinos de gran talento, como Belisario y Narsés, los invasores fueron aplastados y rechazados nuevamente hacia Mesopotamia.

Pero las riquezas acumuladas en estas vastas comarcas eran tan grandes como tentadoras. Por tanto, los conflictos naturalmente continuaron.

Cosroes II, el soberano del poderoso Imperio Persa de la dinastía Sasánida, invadió esas disputadas provincias y saqueó Jerusalén en el año 614.

Por esa época, los bizantinos perdieron lo que actualmente es Siria, Líbano, Israel, Palestina, y Egipto, que pasaron entonces a integrar el Imperio Persa.

Después de Justiniano el Imperio Bizantino volvió a declinar, hasta el advenimiento de Heraclio. Este monarca se dedicó durante treinta años a la defensa del Imperio, atacado simultáneamente por los partos y persas en Mesopotamia, y por los ávaros, búlgaros, y eslavos, en las orillas del Danubio.

Desesperaba Heraclio de obtener el triunfo, cuando el Patriarca de Constantinopla, Sergio, le ofreció patrióticamente los recursos de la Iglesia, con los cuales pudo comprar la retirada de los ávaros y rechazar a los persas en tres campañas sucesivas, obligando a su rey Cosroes II a devolver sus conquistas así como una preciada reliquia, la Santa Cruz del Redentor (recordar la leyenda).

Los prolongados conflictos bélicos entre bizantinos y persas, los debilitaron de tal modo a ambos que los incapacitaron para reaccionar ante la invasión árabe. Los árabes eran semitas de la península arábiga, a quienes un predicador llamado Mahoma, los unificó en una nueva fé, el Islam, y los lanzó a la conquista del Oriente Medio.

Sus éxitos ciertamente fueron muy rápidos. El Imperio Persa no pudo resistirles y fue subyugado, sirviendo de catapulta para el avance islámico en el Asia Central y la invasión de la India.

Los bizantinos en cambio lograron sobrevivir, pero perdieron sus valiosas posesiones de Asia y de África, excepto una porción del Asia Menor. Los árabes continuaron acumulando cuantiosas riquezas hasta que recién en el año 717, el emperador bizantino León III logró detener la expansión islámica, aplastando a los musulmanes en el Asia Menor.

Los árabes gobernarían entonces en Oriente Medio durante los próximos cuatro siglos, a través de Califas que respondían a las en su tiempo grandiosas ciudades de Damasco, Bagdad, y El Cairo, hasta que los cristianos recuperaron parcialmente su poder, gracias a las famosas expediciones emprendidas desde Occidente por parte de los cruzados.

Pero sin ánimo de fatigarles y recargarles con tantos acontecimientos, queridos amigos, me referiré nuevamente al "invalorable tesoro arqueológico" recientemente ubicado por la ya referida investigación hebrea.

Ante la invasión de los persas el edificio donde estaba el tesoro colapsó, y las ahora "famosas monedas áureas" quedaron olvidadas en una bóveda del muro, hasta hacer una feliz reaparición trece siglos después.


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Mecanismos antiguos para facilitar los cálculos: Un fascinante procedimiento de la era antigua para predecir eclipses

GRECIA SIEMPRE NOS DEPARA NOVEDADES

Los astrónomos de la Antigua Grecia, predecían los eclipses con una gran precisión, utilizando los curiosos conocimientos del Oriente ensamblados en un mecanismo de cálculo astronómico, designado actualmente como la "máquina de Anticythere o de Antikythera".

Los eclipses se repiten según el llamado "Período de Saros" descubierto por los antiguos caldeos, ubicados ellos en la zona de influencia de las tierras bíblicas, en la vieja Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates; esos fenómenos astronómicos, esos eclipses, se dan cada 18 años, 11 días, y 8 horas.

Los griegos, muy astutamente, anotaron este dato en una gran rueda dentada que indicaba a quien la utilizara, si dichos eclipses eran solares o lunares, y a qué hora se iban a producir tales fenómenos astronómicos. A esta conclusión han arribado los científicos, que han trabajado en el tan fascinate proyecto de investigación sobre el mecanismo de Anticythere, y que ahora se publica en la prestigiosa revista científica Nature.

Los expertos han hallado cómo, según esos cálculos, los eclipses se retrasan unas ocho horas, es decir, 120 grados de longitud, en cada ciclo.

El mecanismo contaba asimismo, con un diminuta rueda dentada, que indicaba al usuario cómo realizar el ajuste temporal.

Se sabe ahora, que este antiguo mecanismo helénico que tiene 2.100 años de antigüedad, permitía calcular ciclos complejos de astronomía matemática.

Los investigadores quedaron estupefactos, al comprobar que también ponía en evidencia un ciclo "cuatrienal", que correspondía a los célebres "Juegos Olímpicos", los más famosos por cierto de los varios que se llevaban a cabo en la Antigua Grecia.

Utilizando imágenes logradas gracias a los rayos X en tres dimensiones, los investigadores pudieron descifrar el nombre de los meses asociados al mecanismo, que por cierto es muy complejo y compuesto al menos, por treinta engranajes de precisión.

El misterioso artefacto, fue encontrado en los albores del siglo XX, por unos pescadores de esponjas. Durante muchos años, el mal estado del mismo, dificultó el estudio y la comprensión de sus funciones.

Científicos de primera línea reconocidos a nivel internacional, como John Steele, Tony Freeth, y otros, han expresado que esta tecnología es extraordinaria. Cada vez que se le explora un poco más, se encuentra algo aún más sofisticado.

ARTEFACTOS DE CÁLCULO

La combinación de elementos para ayudar en los cálculos parece tener una historia muy larga, que se remonta al menos al siglo I anterior a nuestra era, en Grecia, en Egipto, en Mesopotamia, en China; de una u otra forma, estas primitivas ayudas para los cálculos se basan todas ellas en los mismos principios perfeccionados en los ábacos que han llegado a nuestros días.


Blaise Pascal tiene por su parte el honor de haber inventado un muy interesante artefacto para el cálculo, y en su honor llamado pascalina, y que fuera utilizado en su época en la hacienda francesa.

Y Gottfried Leibnitz perfeccionó la idea de Pascal incorporando varias innovaciones mecánicas, entre ellas un tambor de dientes desiguales, que permitía multiplicar un número por rotaciones repetidas de la manivela principal.


La historia de los artefactos mecánicos de cálculo es por cierto variada y larga, y vale la pena que el lector interesado profundice en este sentido con búsquedas en la Web.

Como curiosidad y ya para cerrar este artículo, se insertan a continuación dos fotos del manual y de una calculadora mecánica de bolsillo de marca Mercurio, industria argentina, fabricada y vendida en dicho país en los albores del siglo XX.


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