martes, 28 de septiembre de 2010

Un mundo mejor es bien posible: Expectativas y reservas que en un inicio generan la moneda telemática y el proyecto del investigador Agustí Chalaux


RESPUESTAS A LAS INQUIETUDES DE Juan José Martín Galán EN EL FORMATO DE CARTA ABIERTA


PLANTEAMIENTO

Juan José Martín Galán es un ciudadano español que en principio con expectativa acogió el pensamiento de Agustí Chalaux, y según lo que él mismo expresa, si bien inicialmente mucho le interesó y le atrajo el ideal político-económico presente en el proyecto social del referido pensador catalán, también se le plantearon dudas respecto de la factibilidad práctica de impulsar adelante un esquema como el recomendado desde Barcelona.

Y entre las dudas y los interrogantes que más le molestaron e inquietaron, Juan José incluyó particularmente los siguientes:

(1) ¿Cómo se asegura el vendedor de servicios o de mercancías, que el cheque/factura que le emite el demandante o comprador tiene fondos?

(2) ¿Esos documentos llamados facturas-cheque son cheques-prepago o se asemejan a un documentos prepago actualmente en uso? ¿Y quién cambia esos cheques una vez realizada la transacción económica?

(3) Corresponde hacer notar que si las facturas-cheque se cambiaran o permutaran en una especie de Banco del Estado por nuevos papeles, por nuevas facturas-cheque, los documentos antiguos tendrían que ser enviados a algún organismo que controlara la transparencia de las transacciones realizadas (quizá el propio Ministerio de Hacienda). Y entonces, naturalmente necesitaríamos multiplicar el número de funcionarios públicos y los costes de todo este nuevo sistema. ¿No es cierto?

(4) ¿Por qué no adoptar un futuro sistema mixto que maneje tanto el dinero tradicional como el nuevo dinero propuesto, de forma por ejemplo de que se imponga la obligatoriedad de las transacciones con facturas-cheque por encima del equivalente a 50 o 100 euros, mediante transferencias o mediante medios de pago como las actuales tarjetas, y simultáneamente permitiendo el uso de moneda anónima por debajo de las citadas cantidades? Nótese que si un sistema, por muy justo que sea, no tiene una buena cuota de flexibilidad, las personas van a terminar desechándolo. Nótese también que bien podría ser factible pensar que cada persona tuviera un datáfono personal (incluso integrado en un teléfono celular que hoy día casi todo el mundo ya posee), o una tarjeta de crédito o débito, y así fácilmente se podría evitar el dinero anónimo.

Muy bien, como podrán constatar los lectores, las inquietudes y dudas planteadas por Juan José bien podrían ser las de muchos, y entonces, cobra sentido tratar de responder estos planteamientos a través de una especie de carta abierta publicada en el ciberespacio, para que así, las consideraciones que siguen puedan ser accesibles a muchos potenciales interesados.

Y precisamente ésta es la idea que nos anima, al concretar el presente artículo en esta bitácora digital.


MARCO GENERAL

Obviamente, tratar de contestar las preguntas planteadas en la sección anterior en forma breve y muy directa, tiene por cierto algunas dificultades, ya que se requiere un mínimo de conocimiento previo sobre el pensamiento de Agustí Chalaux y sobre su propuesta de factura-cheque, sin lo cual, lo que pueda expresarse podría no ser entendible por quienes nunca han oído hablar antes sobre estas cuestiones.

Principiemos por tanto por invitar a los lectores a tomar conocimiento del contenido de un vídeo difundido por el Centro de Estudios Joan Bardina, el cual en forma muy amena plantea los conceptos básicos. Dicho vídeo es presentado inmediatamente, en la siguiente sección.



66/A VÍDEO RECOMENDADO - ANALISTA SOCIAL CATALÁN AGUSTÍ CHALAUX I DE SUBIRÀ (1911-2006): Sin billetes, viviríamos en un entorno comunitario mucho más seguro, menos violento, y con mayor cohesión social, ya que desaparecería el mayor incentivo que ampara la actividad ilegal en el mundo; la telemática nos brinda una gran esperanza para todos los pueblos del planeta, a condición de que se entregue como un instrumento dedicado al servicio de la libertad y de la información, en beneficio de todas las personas



Acotación: Agustí Chalaux analizó el sistema económico durante toda su vida, proponiendo un cambio en la naturaleza del dinero, de forma de obtener un nuevo ordenamiento financiero internacional, un nuevo sistema socio-financiero racional, científico, informativo, y estrictamente nominativo.


ENTENDIENDO LA NATURALEZA DEL DINERO ASÍ COMO LOS ENGAÑOS DE LA MANIPULACIÓN MONETARIA

Obviamente puede encontrarse en Internet información bastante relevante sobre la naturaleza del dinero. Por cierto hay varios documentos sobre este asunto generados por el propio Agustí Chalaux de Subirà, y también pueden recomendarse muy interesantes trabajos de divulgación y ensayos de investigación de otras variadas fuentes.

A modo de información telegráfica, puede destacarse que el intercambio comercial se desarrolló con fuerza en épocas prehistoricas, y desde los inicios mismos de las civilizaciones. Y en esas épocas antiguas, obviamente mucho se usó el trueque, y cuando comenzaron a surgir los intercambios de largas distancias, muy rudimentariamente comenzó a usarse el llamado dinero-mercancía, para con él facilitar los intercambios multilaterales.

Muchas diferentes especies fueron utilizadas como dinero-mercancía a lo largo de los tiempos, por ejemplo camellos, reses, granos, sal, especias, plumas.

Rasgos de estas antiguas prácticas sobreviven actualmente en el lenguaje que corrientemente utilizamos.

Así por ejemplo, el concepto "salario" deriva del vocablo "sal", y en su época significaba "asignación de sal". En épocas antiguas, la sal era un preciado elemento, pues se usaba como condimento y también en la conservación de alimentos, y de allí que desde antes de nuestra era se construyeran "rutas de sal" que usualmente eran protegidas por guerreros llamados "soldados", quienes recibían parte de su paga en "sal"; por cierto, respecto del origen etimológico señalado hay controversias, pues algunos eruditos afirman que algunos de estos vocablos tienen su origen en el término latino "solidus", antigua moneda romana de oro. Otro ejemplo, "recursos monetarios" y "recursos pecuniarios" hoy día son sinónimos; y precisamente, los conceptos "pecuniario" y "pecunio" derivan del vocablo "pecus" (ganado), antigua y corriente manera de establecer la riqueza en época de la República Romana y del Imperio Romano. Y por su parte, el actual término "moneda" proviene del latín "moneta", y alude a Juno Moneta, la diosa protectora de los fondos y de la riqueza.

En tiempos antiguos, e incluso en tiempos prehistóricos, en ciertos períodos y lugares se usó también algo parecido al dinero nominativo.


Tal es el caso de los llamados bulla o bullae, esferas de arcilla cerradas y signadas, y que en su interior contenían representaciones icónicas de animales o de otros bienes. Esta práctica se utilizó en la antigua Mesopotamia desde al menos los años 6.000 a 5.000 AC, y los especialistas afirman que esa era una forma de registro de los trueques, probablemente de los trueques no compensados en lo inmediato. Así y de hecho, estos bullae se asemejan tanto a un contrato o a una formalización de deuda como a una especie monetaria; en efecto, si la práctica en aquellas épocas permitía la circulación de estos elementos de mano en mano, o su conversión en otros bullae, estaríamos en presencia de dinero nominativo, y en cambio estaríamos en presencia de un antiguo registro de deudas no cumplidas o de contratos no cumplidos, si la señalada circulación o conversión hubiera sido mínima o nula.



La antropología también ha hallado indicios de que en tiempo de las ciudades-estado de los antiguos sumerios, y hacia el año 3.000 AC (muy probablemente en el Período Yemdet Nasr y aún antes, en el Período de Uruk), funcionaban mercados basados en los templos, los que dirigidos por sacerdotes-banqueros cumplían una función bancaria. Así, los habitantes llevaban sus productos al templo-banco, donde los cambiaban por unidades monetarias, las que no tenían una materialización física concreta sino que quedaban registradas por varios procedimientos, entre ellos tablas de arcilla. En estas tablas de arcilla, precursoras de la escritura y precursoras de los contratos entre partes, constaban los nombres del vendedor y comprador, las mercancías intercambiadas, y las unidades monetarias equivalentes. En esas épocas era de estilo utilizar sellos cilíndricos personales, que a forma de firma se usaban para estampar una identificación en las bolas de arcilla (o bullae) o en las tablas de arcilla, aunque además de esta utilización administrativa-comercial, muy probablemente también se usaron estos sellos cilíndricos en funciones jurídicas, por ejemplo para sellar puertas.


Este antiguo sistema de moneda nominativa mesopotámica cayó en desuso y fue definitivamente abolido durante el primer imperio importante de la historia, el establecido por Sargón I de Akkad (Sargón el Grande), quien vivió en el período 2334-2279 AC.


Este personaje fue el fundador de la dinastía semítica akkadia, y el primer unificador de los territorios formados por las ciudades-estado sumerias, y varios investigadores ligados al Centro de Estudios Joan Bardina, especulan que este primer imperio fue posible en parte gracias al uso de moneda anónima (mejor dicho dinero anónimo aurio, pues en esa época aún no existía la práctica de la acuñación monetaria), que permitió el soborno de voluntades y el pago de traiciones, lo que en conjunción con los ejércitos posibilitó la unificación de una serie de poblaciones bajo el mismo mando, así como la conquista de regiones vecinas.


La primera acuñación monetaria tuvo lugar en Lidia (hoy Turquía), aproximadamente entre los años 680 y 560 AC, y supuso un avance respecto de la moneda-mercancía metálica, ya que evitaba las pesadas y el estudio de pureza, aunque obviamente introdujo un primer problema: la falsificación de moneda con metales o aleaciones de menor calidad.



Y a partir de allí básicamente y por mucho tiempo se usó en forma generalizada la moneda metálica anónima de pleno contenido.

Por cierto, la historia del papel-moneda es también muy interesante, e importante a tener en cuenta para poder entender cómo llegamos a la situación actual, y cómo podemos recomponerla cambiando la naturaleza del dinero.

Por cierto, acarrear cantidades significativas de moneda de un lugar a otro, en la época de la moneda-mercancía y en la época de la moneda metálica, era algo que planteaba sus dificultades, y para superarlas, o bien podían utilizarse anotaciones en los templos-mercados, tal como se expuso hace un momento, o bien introducir algún tipo de papel moneda.

Aparentemente, los primeros en utilizar algo asimilable al papel-moneda fueron los chinos hacia el año 845 DC, durante la Dinastía Tang, y en el período final y decadente de la misma, bajo el gobierno de Wu Zong.

Al emitir un papel representativo en aquel lugar, mucho más liviano y manejable que los metales, si bien el objeto estaba constituido por un material de poco valor, se atribuía valor a ese documento por decreto gubernamental, afirmando que era equivalente a una cantidad específica de oro o plata o de monedas en estas especies, pero que por determinadas razones no podía ser cambiado libremente por su equivalente metálico. Y como a esto precisamente llamamos dinero fiduciario, debemos remontar el uso de esta especie al entorno del año 845 de nuestra era, o sea hace algo más de 1160 años.

Recuérdese que llamamos dinero fiduciario a aquella especie usada como dinero, y cuyo valor intrínseco es mucho menor a lo que representa. De hecho, no sólo el papel-moneda no convertible es dinero fiduciario, sino que las monedas de cobre o bronce en muchos casos también son o fueron dinero fiduciario, si se suponía y admitía que su valor de cambio era mayor que su valor intrínseco.

En su época, el gobierno de la Dinastía Tang encargó a los bancos privados emitir certificados a cambio de dinero en efectivo. La transacción aseguraba su valor por el poder del imperio, presumiblemente evitando que la emisión del papel moneda sin adecuado respaldo ni de plata ni de otras reservas, pudiera plantear en los hechos desvaloraciones importantes. Pero la depreciación en las condiciones señaladas fue inevitable, y por ello, para las transacciones importantes se mantuvo entonces el pago en plata.

El papel moneda se fue haciendo bastante popular a lo largo del siglo XVIII, aunque generalmente sobre la base que esos documentos o certificados eran canjeables por oro en la institución bancaria que los emitía. Y poco a poco y con posterioridad, los bancos privados con derecho de emisión fueron progresivamente remplazados para la emisión de papel moneda por bancos centrales o instituciones estatales equivalentes.

Tal fue así este proceso, que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la mayoría de los gobiernos ya tenía el control en monopolio de la emisión fiduciaria.

En relación a la convertibilidad o respaldo de las monedas fiduciarias de la época, debe decirse que durante el siglo XIX poco a poco se hicieron intentos de pasar del patrón bi-metálico al patrón oro, hasta que finalmente y después de la guerra franco-prusiana (1870-1871), unos cuantos países europeos se volcaron al patrón oro, entre otras cosas porque en esa época la plata sufrió una fuerte desvalorización. Pero según los países y según los momentos, la convertibilidad de los billetes o certificados a veces era completa y a veces se la rechazaba o retaceaba.

En teoría, la aplicación de un patrón oro puro no debería provocar inflación, y solamente la prohibición o la limitación en su convertibilidad la podría generar, así como la autorización para que los bancos operen con moneda fraccionaria sin el adecuado respaldo.

Lo cierto es que al iniciarse el siglo XX, la mayoría de los países tenían monedas bien respaldadas en metales y en divisas de países importantes, y los desequilibrios de sus respectivas balanzas comerciales influían en el ingreso o egreso de oro. Por lo tanto y como los billetes bancarios en muchos casos circulaban junto a las propias monedas de oro en los distintos países, los cambios en la masa monetaria dentro de una nación eran de hecho un regulador de los precios internos, y el comercio se desarrollaba entonces sobre bases bastante sólidas y estables. Probablemente, el prestigio del Banco de Inglaterra y la pujanza de la economía de Gran Bretaña como potencia hegemónica, aportaban también su cuota parte en la estabilidad de este sistema, que perduró sin sobresaltos hasta 1913.

Con posterioridad ocurre la Primera Guerra Mundial, período en el que por cierto se abandona la convertibilidad de las monedas. Pero al fin de la guerra resultó evidente que un retorno al patrón oro no sería posible, así que a partir de 1918 se utiliza el patrón cambios oro, mecanismo que finalmente es aprobado formalmente en la Conferencia de Génova de 1922, y que consistía en que las monedas de los distintos países definían su valor respecto de dos monedas centrales, la libra esterlina y el dólar estadounidense, y esas dos monedas definían su valor respecto del oro. Finalmente y en 1931, Gran Bretaña muy golpeada por la crisis internacional de la época, debe abandonar la relación de su moneda con el oro, lo que por cierto provoca un sisma del sistema monetario a nivel mundial, ya que la moneda británica era precisamente una de las anclas del sistema.

La continuación de esta película obviamente ya es bastante conocida.

Sobreviene la Segunda Guerra Mundial, y hacia el fin de la misma se establece el Sistema de Bretton Woods, completamente centrado en el dólar estadounidense y respaldado por la primera potencia mundial indiscutible, como sin duda en ese momento era EEUU, y bajo la ficción de que el dólar estadounidense era tan bueno como el oro.

Por cierto, en los años que siguen son inevitables algunos retoques menores al sistema financiero internacional, hasta que finalmente y al inicio de los años setenta, el precio del oro se dispara, y EEUU no tiene otro recurso que primero devaluar su moneda, y luego decretar unilateralmente la inconvertibilidad del dólar en oro, lo que fue formalmente establecido por el Presidente Richard M Nixon el 15 agosto 1971.

En lo personal, seguimos opinando que no está muy claro si los efectos que se están observando y las recurrentes crisis parciales o globales sufridas en diversos momentos, son fruto de un plan premeditado llevado adelante por el entorno de la Reserva Federal, o por el propio gobierno de EEUU, o eventualmente por ciertos mandos medios estadounidenses de la política y de las finanzas unidos a muy importantes personajes europeos, pero lo que nos parece evidente es que este plan existe, y que a despecho de lo que parece ser un retroceso del predominio de EEUU, por el contrario dicho país del norte de América continúa beneficiándose del sistema financiero internacional. El hecho de poder comprar con su propia moneda, y el hecho de que buena parte del comercio internacional utilice al dólar estadounidense como moneda para los intercambios, es una ventaja demasiado importante, y esa ventaja se concreta en riqueza que en una buena proporción se concentra en pocas manos.

Cierto, actualmente hay sectores de población en EEUU que han visto resentidos sus ingresos, y también hay sectores industriales en retroceso en dicho país, lo que da apariencia de dificultades. Además, EEUU también ha incurrido en graves errores políticos y económicos al haberse embarcado en las guerras de Afganistán y de Irak. Pero bueno, una mejoría y un relanzamiento de la economía en algún momento se presentarán, tal vez del lado de las industrias espaciales, tal vez por el lado de la biotecnología.

Hay una cosa razonable que puede hacerse, para que las cosas mejoren a nivel mundial, y para quitar a los estadounidenses algunas de sus importantes y trascendentes prerrogativas.

Por un lado, indudablemente debe desplazarse al dólar estadounidense del comercio internacional, sustituyéndolo por una divisa verdaderamente internacional, a la cual se referirán todas las monedas nacionales.

Por otro lado y con paso firme, deben ir convirtiéndose progresivamente las distintas monedas nacionales anónimas en dinero telemático, al igual por cierto de la futura moneda internacional.

Además y aprovechando el necesario paso de las transacciones internacionales a través de la divisa internacional, se debe implantar algún tipo de gravamen o impuesto o Tasa Tobín, que genere recursos para financiar a los organismos internacionales, y para además apoyar a los países pobres y a las poblaciones marginadas o desplazadas.

Solamente con la transparencia que pueda lograrse a través de monedas nominativas, escriturales, y con posibilidades de seguimiento de las cadenas de pago, podremos hacer frente a los manejos de ingeniería monetaria orquestados desde los centros financieros de poder.

Observemos con un poco más de cuidado los efectos que podría tener el uso generalizado de dinero nominativo.

De hecho, ya podemos decir que existe el dinero nominativo, ya que los cheques que no son al portador identifican a ambas partes, y ya que las transacciones con tarjetas de crédito y tarjetas de débito también identifican a quien cede dinero y a quien recibe dinero.

Pero lo que Agustí Chalaux propone, ciertamente no se reduce a eliminar todo el dinero material anónimo y pasar a usar exclusivamente dinero plástico. Una medida de este tipo tendría sí algunas consecuencias positivas, como por ejemplo la de dificultar algunos tipos de robos y algunos tipos de otros ilícitos, pero en esta situación, el anonimato monetario bien podría quedar instalado al interior de las cuentas nominativas de los distintos agentes económicos, si ante una transacción no se mantiene operativamente el rastro del origen de las unidades monetarias cedidas.

Veamos con un poco más de cuidado esta importante y trascendente cuestión.

En el proyecto social de Agustí Chalaux, cada agente económico (persona física o persona jurídica) tendrá una única cuenta dineraria, cuyo saldo reflejará la disponibilidad total de dinero circulante de dicho agente a una fecha determinada, y por cierto, allí estarán admitidas todas las subcuentas que por ley o por conveniencia individual se revelen como necesarias o convenientes. Obviamente, la moneda de uso en esa cuenta será la que corresponda al país en cuestión de que se trate o a la unión monetaria de que se trate. Un agente económico bien podría tener actividad financiera en varias diferentes monedas, pero en ese caso tendrá varias cuentas como las planteadas, una para cada diferente moneda.

Muy bien, pero cuando llega dinero a una de estas cuentas, no basta con que adicionalmente llegue también una información extracontable que identifique el origen del dinero transmitido, y que la misma sea almacenada por ejemplo en forma cronológica, pues es crucial el tratamiento posterior que se haga con esta información. Lo que deseamos señalar aquí, es que junto a la información de por ejemplo qué mercadería está pagando qué agente económico a qué otro, debe venir también información adicional sobre si esos recursos monetarios tienen su origen inmediato anterior en salarios, o en honorarios profesionales, o en ganancias empresariales, o en cobro de intereses, etcétera, identificando no solamente los grandes rubros, sino también las transacciones detalladas que correspondan (y tal vez transmitiendo esta información en forma codificada o cifrada, de manera de asegurar privacidad). Solamente con un sofisticado sistema de este tipo, es que se podrá ir atrás, recorriendo una determinada cadena de pagos y remontándose todo lo que sea necesario en el tiempo, de acuerdo al análisis policial o estadístico o de otro tipo que se esté realizando.

Obviamente, desde el punto de vista del diseño informático de un sistema financiero como el aludido, cabe señalar que la complejidad del mismo será grande, pero con la tecnología actual ello es perfectamente posible de implementar.

Pero no centremos aquí los análisis en la tecnología digital que se requerirá, sino en los resultados y las investigaciones que entonces se podrán llevar adelante.

Obviamente, al remontarse todo lo que se pueda en las cadenas de pago, llegará un momento que se llegue a un origen, y ese origen podría ser, unidad monetaria presente al iniciarse el sistema de Agustí Chalaux, unidad monetaria creada por el Banco Central, y unidad monetaria creada a través del dinero bancario. Claro, en lo personal somos contrarios a que los distintos bancos privados continúen pudiendo crear dinero escritural, pues entendemos que la creación de dinero debería ser privativa de los Estados a través de sus respectivos Bancos Centrales, pero bueno, si no se atendiera esta recomendación pero sí se implantara la moneda nominativa en un sistema como el que se está describiendo, al menos se podría saber con alto grado de detalle cuánto dinero fue creado o destruido a lo largo del tiempo y por qué vías, información que sin lugar a dudas podría ser de gran interés para los gobiernos y para los analistas financieros.


LA INGENIERÍA MONETARIA

La ingeniería monetaria hoy día es una realidad evidente, ya que al combinar moneda anónima, moneda fiduciaria, y creación monetaria, y ya que al manipular las tasas de interés o al influir sobre ellas a través de algún mecanismo idóneo, se logra dirigir recursos monetarios sustanciales hacia ciertos sectores de poder, y no a través de una actividad comercial legítima y como resultado de ella, ni a través de inventos destacados y trascendentes y con los correspondientes ingresos derivados de regalías o de venta de patentes, sino a través de complejos y artificiales y "non-sanctus" mecanismos o procedimientos registrales-contables, aplicados sobre el dinero o sobre cierto tipo de transacciones y como resultado de prácticas o de reglamentaciones diversas (entre ellas, con el cobro de intereses compensatorios y con el cobro de sanciones o multas, así como con la obtención de reglamentaciones favorables o de jugosos contratos a cambio de sobornos).

En definitiva, manipulando la masa monetaria fiduciaria, manejando información monetaria privilegiada, influyendo también sobre la creación o destrucción de dinero, y complementariamente especulando en las bolsas de valores, en los mercados de cambio, y en ciertos sectores estratégicos como el inmobiliario, o como el de las comunicaciones, o como el de las tecnologías digitales, o como el de la biotecnología, o como naturalmente en el sector del crédito, se logra en ciertas oportunidades desviar y acumular importantes cantidades de riquezas de una manera que podríamos señalar como muy poco ética, y que obviamente así se concentran en pocas manos. Y afirmamos que esta acumulación de riqueza es poco ética o que así se obtiene "dinero non sancto" o "recursos non sanctus", pues esto es conseguido por medios un tanto artificiales y arbitrarios, aprovechando la complejidad del sistema financiero y la ignorancia de la mayoría de los agentes económicos. La moneda anónima, la cantidad enorme de transacciones, las transferencias monetarias entre países, y los llamados paraísos fiscales, cierran el ciclo con un importante y oscuro velo, que en la mayoría de los casos alcanza como para ocultar enriquecimientos inesperados, tanto a las autoridades de los Estados, como al público en general, y como a la gran prensa.

Claro, algunos se arriesgan tanto en sus manejos, que de vez en cuando alguna cosa logra ser descubierta, en algunos casos a través de simples sospechas y de toscas estimaciones, y en otros casos con pruebas que incluso ponen en prisión a algunos responsables. Pero igual, la confusión y el caos con origen en el uso de la actual moneda anónima fiduciaria y en las variadas posibilidades que hoy día ofrecen las instituciones financieras, por lo general son suficientes como para ocultar malintenciones y manejos fraudulentos.

Agustí Chalaux ha insistido desde hace más de cincuenta años sobre la conveniencia de usar lo que él llama moneda telemática, para que así disminuyan ciertas irregularidades, como ser los sobornos, la especulación, las actividades delictivas, los manejos monetarios de alto vuelo, etcétera, aunque ciertamente otros antes que él, de una manera o de otra han señalado irregularidades respecto de los manejos monetarios y respecto de la creación de dinero.

En recuerdo y homenaje a esas personalidades que a veces pagaron con su vida la osadía de enfrentarse al alto poder financiero, repasemos a vuelo de pájaro algunos de los dichos por ellos pronunciados.

Benjamín Franklin (1706-1790): ««La causa primordial de la revolución americana de fines del siglo XVIII, fue muy probablemente la negativa del Rey George III, de permitir a las colonias americanas operar independientemente un sistema financiero honesto, que hubiera liberado al hombre americano de las palancas de los manipuladores del dinero, al protegerles de caer en una espiral de endeudamiento y altos intereses.»»

Thomas Jefferson (1743-1826): ««Creo que las instituciones bancarias son más peligrosas que un ejército. Si el pueblo americano alguna vez permite a los bancos privados controlar la emisión de moneda, las instituciones financieras y las corporaciones que se crearán en torno a ellos, terminarán por privar al pueblo de sus posesiones, hasta que un día los hijos despierten casi sin bienes en el continente que sus ancestros conquistaron.»»

Mayer Amschel Rothschild (1744-1812): ««Denme el control de suministro de dinero de una nación, y no me importará quien haga sus leyes.»»

William Pitt, Conde de Amherst (1773-1857): ««Detrás de un trono hay algo más grande que el mismo Rey.»»

Benjamin Disraeli (1804-1881): ««El mundo está gobernado por personajes muy distintos de los imaginados por quienes no están detrás de la escena.»»

Thomas Woodrow Wilson (1856-1924): ««Nuestro sistema de crédito está concentrado en manos privadas. El crecimiento de la nación y por consiguiente de todas nuestras actividades, está en manos de unas pocas personas, quienes egoístamente o por motivos de sus propias limitaciones, congelan, frenan, y/o destruyen, la genuina libertad económica que podría impulsar nuestro progreso. El pueblo americano se ha transformado en uno de los peores gobernados, uno de los más controlados y dominados del mundo civilizado. No más un gobierno con libre opinión, no más un gobierno de creencias y valores que respondan al voto mayoritario, sino un gobierno sometido a la coacción y al capricho de un pequeño grupo de personajes dominantes.»»

Josiah Charles Stamp, Barón de Stamp (1880-1941): ««Si quieres permanecer esclavo de los banqueros y pagar los costos de tu propia esclavitud, permitid a las instituciones bancarias continuar con la creación de dinero, y continuar controlando el crédito.»»

Josiah Charles Stamp, Barón de Stamp (1880-1941): ««Es fácil evitar nuestras responsabilidades, pero no es tan fácil evitar las consecuencias de evitar nuestras responsabilidades.»»

Josiah Charles Stamp, Barón de Stamp (1880-1941): ««La banca fue concebida en la iniquidad y nació en pecado. Los banqueros son los verdaderos dueños de la riqueza. Póngase lejos de ellos. Los banqueros tienen el poder de crear dinero, y con el movimiento de la pluma anotan depósitos y también préstamos para comprar de nuevo. Pero si se les quita el poder de crear dinero, muchas de las grandes fortunas desaparecerán, y deberían desaparecer pues no tienen un justo origen. Así habría un mundo más feliz, un mundo mejor para vivir. Pero si se desea permanecer esclavo de los banqueros y pagar el costo de la propia esclavitud, dejen que los banqueros sigan creando dinero.»»

Franklin Delano Roosevelt (1882-1945): ««La verdad es que los principales de los grandes centros financieros, son dueños del gobierno desde los días de Andrew Jackson, Presidente de los Estados Unidos entre 1829 y 1837.»»

Anónimo: ««¿Por qué los gobiernos permiten que los bancos creen el dinero, y así tener que pagarles intereses (que finalmente salen de los impuestos de los ciudadanos), cuando ellos mismos sin dificultad podrían crearlo? La banca controla a los gobiernos. Los políticos están al servicio de la banca.»»

Dar un panorama detallado y agudo sobre la ingeniería monetaria y sobre los procedimientos de creación monetaria en un sistema que utiliza el papel moneda, tal vez excede los límites naturales de un artículo técnico como el que aquí se desea desarrollar.

Por tanto, y para no dejar trunca esta sección, se invita a los lectores a tomar conocimiento del contenido de los vídeos que se presentan a continuación, o al menos de algunos de ellos.

66/B VÍDEO RECOMENDADO - El dinero es deuda 1/5: ¿Cómo se crea y funciona el dinero? ¿Cómo funciona el mundo financiero y social? Historia novelada y caricaturada basada en la vida del banquero Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastía Rothschild


66/C VÍDEO RECOMENDADO - El dinero es deuda 2/5: ¿Cómo se crea y funciona el dinero? ¿Cómo funciona el mundo financiero y social? Historia novelada y caricaturada basada en la vida del banquero Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastía Rothschild


66/D VÍDEO RECOMENDADO - El dinero es deuda 3/5: ¿Cómo se crea y funciona el dinero? ¿Cómo funciona el mundo financiero y social? Historia novelada y caricaturada basada en la vida del banquero Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastía Rothschild


66/E VÍDEO RECOMENDADO - El dinero es deuda 4/5: ¿Cómo se crea y funciona el dinero? ¿Cómo funciona el mundo financiero y social? Historia novelada y caricaturada basada en la vida del banquero Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastía Rothschild


66/F VÍDEO RECOMENDADO - El dinero es deuda 5/5: ¿Cómo se crea y funciona el dinero? ¿Cómo funciona el mundo financiero y social? Historia novelada y caricaturada basada en la vida del banquero Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastía Rothschild


66/G VÍDEO RECOMENDADO - El dinero es deuda, y la deuda es control, Extracto-Resumen: Se destaca la insostenibilidad del actual sistema financiero, que presupone el crecimiento económico exponencial dentro de un mundo de recursos finitos


66/H VÍDEO RECOMENDADO - La aldea global y la deuda externa, un gran problema para América Latina y para el mundo todo: Presentación del documental del periodista y documentalista argentino Jorge Ernesto Lanata


66/I VÍDEO RECOMENDADO - ¿Quién le debe a quién?: Presentación del documental del periodista y documentalista argentino Jorge Ernesto Lanata


66/J VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 1/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/K VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 2/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/L VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 3/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/M VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 4/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/N VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 5/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/O VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 6/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/P VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 7/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/Q VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 8/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/R VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 9/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


66/S VÍDEO RECOMENDADO - Deuda 10/10: Documental del periodista y presentador argentino Jorge Lanata


RESPONDIENDO A LAS INTERROGANTES

Bueno, ya hemos cumplido con la introducción al tema del dinero telemático, tal vez en una forma por demás extendida, y corresponde ahora responder directamente a las inquietudes y dudas planteadas en la primera sección de este artículo.

(1) ¿Cómo se asegura el vendedor de servicios o de mercancías, que el cheque/factura que le emite el demandante o comprador tiene fondos?

En el presente sistema económico, se manejan una serie de diferentes formas de pago, cheque personal, efectivo en moneda nacional, efectivo en moneda extranjera, tarjeta de crédito, tarjeta de débito, orden de compra, crédito de la casa, pago a través de celular telefónico, etcétera, y algunas de estas modalidades de pago son bastante confiables y otras no lo son tanto. Por ejemplo, el dinero efectivo podría ser falsificado, y además podría haber error en el vuelto, que pase desapercibido, o que sea maliciosamente encubierto por una de las partes. Por ejemplo, la tarjeta de crédito podría ser robada o clonada. Por ejemplo, la orden de compra podría estar adulterada en cuanto a su monto. Etcétera, etcétera.

La factura/cheque propuesta por Agustí Chalaux, pretende definir una futura modalidad de pago a través de la cual, el cumplimiento del pago estará solidariamente unido al detalle o descripción de la contraprestación, en un único e indisoluble documento digital.

El problema del actual sistema financiero, es que hace un uso periférico de la tecnología digital, pues el núcleo del sistema es muy primitivo, sumamente primitivo, pues la contabilidad dineraria, en lo básico, se lleva en papeles de colores (billetes de banco), que perfectamente podrían ser alternativamente parecidos a las fichas de colores que se usan en los casinos, o a las fichas de colores que en mi infancia utilizaba al divertirme con mis compañeros de barrio cuando jugaba al juego del banquero.

Seguramente todos los lectores han ido alguna vez a depositar dinero efectivo en un banco, o a retirar dinero efectivo de un banco. Y seguramente han observado la forma como se maneja el funcionario bancario en esta labor, especialmente cuando está pagando o está cobrando una suma importante. A despecho que el funcionario por lo general da cierta impresión de profesionalidad y práctica, en lo personal y en mi imaginario, diría que esa forma de pago y de cobro puede estar bien en el contexto del "Almacén Don Manolo" de la conocida tira cómica producida por el dibujante argentino Quino, pero que no es acorde al marco de una sociedad altamente tecnificada como la actual, que entre muchas cosas asombrosas, cumplió la hazaña de llevar humanos al espacio y a la Luna.

El tiempo que invierten las personas en contar manualmente billetes bancarios y moneditas, y en cuidar sus respectivas billeteras, es enorme, y por allí hay un desperdicio de esfuerzo, que las modernas técnicas digitales-contables pueden contribuir a disminuir, ayudando así también a disminuir costes.

Pero además, los robos y los errores con el actual sistema financiero por cierto son frecuentes, y con el sistema financiero-social propuesto por Agustí Chalaux esto puede mejorar.

Por cierto que en la nueva economía telemática soñada por Agustí Chalaux habrá cuidados que tomar, y problemas que resolver, pero de implementarse tecnologías y procedimientos adecuados, la situación final puede llegar a ser de una mucho mejor calidad que la que se nos ofrece en la sociedad de hoy día.

Pero continuemos con nuestro razonamiento.

Uno de los problemas del actual sistema financiero, es que el tratamiento del flujo monetario y del detalle del flujo de contraprestaciones, es procesado por vías independientes, y esto es lo que Agustí Chalaux señala como inconveniente, proponiendo solución a esta situación creando un documento que llama factura-cheque, y que en lo personal opinaría que tiene un sextuple atributo (o sea que estaría formado por un sextuplete), según el siguiente detalle: (A) Información sobre cantidad monetaria (monto dinerario) involucrado; (B) Información sobre contraprestación asociada, que puede consistir en bienes, servicios, o cumplimientos contractuales; (C) Pago de la transacción o cumplimiento de la transacción, o sea, efectiva transferencia de recursos monetarios entre cuentas de los agentes económicos involucrados; (D) Supuesto efectivo cumplimiento de la contraprestación entre los involucrados; (E) Constancia o prueba con validez jurídica, de que la transacción se llevó a cabo y que fue cumplida a satisfacción de todas las partes involucradas; (F) Información adicional, con las identificaciones que correspondan, fechas, y datos que posibiliten el seguimiento de largas cadenas de pagos.

Ahora bien, corresponde señalar por último, que la factura-cheque digital será procesada en línea, al menos en la mayoría de los casos y cuando la sociedad digital haya alcanzado su pleno grado de madurez, y por lo tanto, si ella es permitida, será porque quien paga tiene los suficientes recursos dinerarios en disponibilidad. Y si esa no fuera la situación, bueno, todo dependerá entonces de lo que acepten o acuerden las partes, y lo que permitan los procedimientos, pero lo más lógico posiblemente sería implementar algún tipo de promesa, a través de la propia factura-cheque o con una factura-cheque adicional. Claro, cuando comenzamos a manejar promesas, siempre cabría la posibilidad de incumplimientos, pero una de las formas de salvar este tipo de problemas, podría ser a través de coberturas de seguros.

(2) ¿Esos documentos llamados facturas-cheque son cheques-prepago o se asemejan a un documentos prepago actualmente en uso? ¿Y quién cambia esos cheques una vez realizada la transacción económica?

El concepto de tarjeta prepago está muy asociado al actual sistema financiero en el que la mayoría de las transacciones no se realizan en línea. La factura-cheque propuesta por Agustí Chalaux en nada se parece a un documento prepago, aunque en la futura sociedad telemática con amplio uso del dinero telemático, posiblemente se continúen utilizando tarjetas prepago y documentos prepago, aunque en lo personal no percibo gran interés de que así se proceda.

Y respecto de quien debe pagar o cumplir la factura-cheque, por supuesto que una vez que este documento digital es formalizado y aprobado, deberá ser inmediatamente liberado en la terminal de procesamiento e introducido en la red digital de transmisión, y muy poco después, apenas unas fracciones de segundo después, los correspondientes débitos y créditos serán registrados en las cuentas de los agentes económicos involucrados.

(3) Corresponde hacer notar que si las facturas-cheque se cambiaran o permutaran en una especie de Banco del Estado por nuevos papeles, por nuevas facturas-cheque, los documentos antiguos tendrían que ser enviados a algún organismo que controlara la transparencia de las transacciones realizadas (quizá el propio Ministerio de Hacienda). Y entonces, naturalmente necesitaríamos multiplicar el número de funcionarios públicos y los costes de todo este nuevo sistema. ¿No es cierto?

La nueva sociedad digital con sistema financiero telemático controlado a través de monedas telemáticas, por cierto requerirá una muy buena infraestructura tecnológica, tal vez una propia y particular red digital de alcance mundial montada sobre Internet o establecida en forma independiente, con gran cantidad de terminales de procesamiento y de terminales de captura de imágenes. Y por cierto, todas las operaciones deberán ser manejadas a través de un logical sofisticado y muy confiable. Probablemente también podría establecerse una especie de policía digital, para en particular tratar situaciones raras y/o mal implementadas, así como transacciones que en un primer análisis automatizado pudieran presentarse con visos de ilicitud o de incompletitud o de adulteración. Y lo descrito obviamente tendrá grandes costes en materiales y en personal y en desarrollo.

Sin embargo, debe pensarse en todo lo que esto va a sustituir, en personal, y en equipamiento. Todos quienes sean cajeros en bancos y en comercios, por lógica pasarán a cumplir funciones similares, pero ahora aumentando su rendimiento, pues ya no tendrán ni que custodiar dinero ni que contar uno a uno billetes y moneditas. Asimismo, quienes lleven contabilidades probablemente manejarán los planes de cuentas de las empresas para las que trabajen, pero muchos aspectos contables ya se les dará hecho, puesto que se generarán como subproducto del sistema general.

En definitiva, los costos operativos que se tendrán que afrontar serán altos, pero las economías producidas serán enormes, aún si se las restringe únicamente a los aspectos contables y administrativos.

(4) ¿Por qué no adoptar un futuro sistema mixto que maneje tanto el dinero tradicional como el nuevo dinero propuesto, de forma por ejemplo de que se imponga la obligatoriedad de las transacciones con facturas-cheque por encima del equivalente a 50 o 100 euros, mediante transferencias o mediante medios de pago como las actuales tarjetas, y simultáneamente permitiendo el uso de moneda anónima por debajo de las citadas cantidades? Nótese que si un sistema, por muy justo que sea, no tiene una buena cuota de flexibilidad, las personas van a terminar desechándolo. Nótese también que bien podría ser factible pensar que cada persona tuviera un datáfono personal (incluso integrado en un teléfono celular que hoy día casi todo el mundo ya posee), o una tarjeta de crédito o débito, y así fácilmente se podría evitar el dinero anónimo.

Por cierto, en la etapa de transición entre la sociedad actual y la futura y madura sociedad telemática, es inevitable que por largos años convivan el dinero anónimo actual con el nuevo dinero telemático.

Y obviamente, todo deberá hacerse para que las personas se sientan cómodas y no desplazadas. Naturalmente habrá muchos que preferirán manejarse con dinero material anónimo, y hasta un cierto punto ellos deberán ser contemplados, o al menos ellos deberán ser asistidos socialmente y técnicamente.

Pero la idea a alcanzar, debe ser que en la sociedad digital en su momento de completa madurez, tiene que permitir procesar en forma electrónica todas las facturas-cheque que se generen. Pero obviamente, los minusválidos de algún tipo, las personas de edad, las personas de muy baja cultura tecnológica o quienes tengan una dificultad pasajera, ante esa situación tal vez requerirán asistencia, o tal vez tendrán que ser contemplados de una forma especial, pero ello seguramente no generará mayores problemas.

Hoy día, las operaciones bancarias se realizan todas ellas en forma electrónica, y ello es patente pues cuando hay una caída del sistema, todo el banco se paraliza. Sin embargo, dentro del banco actualmente se tienen al menos dos diferentes sistemas a disposición de los clientes. Uno de ellos consiste en terminales automatizadas de información, así como en dispensadores de dinero, cajeros automáticos completos con diversidad de operaciones posibles, etcétera. Y el otro sistema a disposición de los clientes es a través de un mostrador personalizado de atención, donde lo requerido por el usuario es implementado por un funcionario bancario. Pero atención, ese funcionario bancario simplemente interpreta las órdenes del cliente y las ejecuta, con eventuales controles de identificación, verificación de fondos disponibles, etcétera, pero a todos estos efectos se usa la red electrónica bancaria. Algo similar a esta última situación, bien podría implementarse en el caso del futuro sistema financiero telemático, para aquellos usuarios que pudieran tener problemas especiales con los procedimientos generales.

2 comentarios:

  1. Algunos comentarios adicionales.

    Los visitantes que hayan leído el presente artículo, tal vez puede que hayan quedado con la idea que la propuesta hecha por Agustí Chalaux sobre el "dinero telemático" y luego retomada y ampliada por muchos de sus seguidores, es interesante y novedosa pero inviable en el corto o mediano plazo, pues sería necesario conseguir voluntades políticas y consensos naturalmente muy difíciles de concretar, por egoísmos de unos, y reticencias de otros frente a un sistema nuevo cuyos reales alcances contienen demasiadas incertidumbres.

    Quienes así piensen en realidad tienen bastantes razones a su favor. Cierto, conseguir consensos y voluntades políticas para cambios radicales en un sistema de intercambios internacionales que se viene usando desde hace más de 60 años, obviamente es difícil, por más que algunos técnicos y analistas indiquen conveniencias y factibilidad en el sistema surgido de las inquietudes y reflexiones de quien ha sido llamado el "genio catalán". El sistema de Bretton Woods fue aprobado inicialmente por una cuarentena de países, pero en 1944 la situación era muy otra: recién se estaba saliendo de la guerra, y se tenía conciencia que no se podía volver al patrón oro. Así que algo debía de proponerse y adoptarse, y pronto, pues los sistemas basados en las economías de guerra tampoco podrían dilatarse por mucho tiempo más.

    Hoy día la situación es distinta, pues el actual sistema internacional de intercambios no es del todo justo y presenta inconvenientes, pero funciona, así que salirse del mismo es visto por algunos como un "salto al vacío".

    Igual, las ideas iniciales de Agusti Chalaux luego ampliadas y fortalecidas por otros, admiten perfectamente una implementación en pequeños pasos, comenzando inclusive por un único país o por un reducido número de países. Personalmente opino que de actuar de esta manera se podrían obtener ventajas tales que luego de uno o dos decenios, las cosas quedarán mucho más claras, la factibilidad probada, y entonces podrían acelerarse las reformas.

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  2. Ampliando el comentario anterior, destaco que obviamente sea cual sea la estrategia adoptada para la implementación de una o varias monedas telemáticas, por mucho tiempo deberán convivir las monedas telemáticas con las monedas anónimas, así que de plano debería comenzarse aceptando esta idea. Entonces, ¿por qué no pensar que aún dentro de un mismo país podría darse esta situación, y por qué no pensar que sería en el sistema bancario nacional donde poco a poco se podría ir implementando el dinero telemático?

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