
Las ideas del siglo XIX, y los subsiguientes descubrimientos

Desde la segunda mitad de la centuria decimonónica, y hasta mediados del siglo XX, persistió la incógnita planteada por tan misteriosos cuerpos, y se debatían distintas concepciones, algunas muy especulativas.

* Sutiles hebras del Éter.
* Finas corrientes de polvo.
* Polvillo sombrío del espacio profundo.
* Pelusa solar y etérea.


En muchos medios científicos entonces se admitía que los núcleos de los cometas, eran agregados de materia muy sutil, que fácilmente se disolvía.


Las lluvias de meteoros, que todos los años se producen en las mismas fechas, son materiales residuales de asteroides gastados, o de cometas viejos, que interceptan la órbita terrestre, siendo entonces atraídos por la fuerza gravitatoria y visibles entonces al atravesar nuestra atmósfera.
En 1838, las Leónidas fueron tan abundantes, que según los cálculos, aparecieron 200.000 por hora. Las personas creían entonces que era el fin del mundo.

El 24 de febrero del año 2009, el cometa Lulin alcanzó su máximo acercamiento a la Tierra, ubicándose entonces a poco más de 61 millones de kilómetros, y situándose en la constelación de Leo con un brillo máximo de 5ta magnitud.
Ese "astro cabelludo" presentó una doble cola: una azulada y rectilínea, y otra amarillenta, que se curvaba por inercia.
Este cometa, tan curioso por cierto, fue descubierto en junio del año 2007 por un astrónomo chino de 19 años de edad. y es un buen ejemplo de cooperación entre China continental y Taiwán.
Desde nuestras latitudes aquí en Uruguay, pudo apreciarse en horas de la madrugada, utilizando prismáticos, y con condiciones meteorológicas favorable incluso visible a simple vista. A partir de la medianoche, orientando la mirada hacia la dirección nordeste, y por los cielos de oriente, se pudo disfrutar de un fascinante espectáculo.
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