Más temibles que cualquier criatura que el cine pudiera inventar, los monstruos acuáticos rondaban las profundudades en tiempos de los dinosaurios, y ahora lo hacen en nuestra imaginación : el Shonisaurio sikanniensis
Entre 220 y 210 millones de años atrás, nadaban elegantemente en las aguas que cubrían buena parte del continente norteamericano, los Ictiosaurios gigantes del Triásico.
El Shonisaurio sikanniensis llegaba a medir 23 metros de largo, es decir, más que un cachalote.
Su elegante figura y las ventanas de la nariz sobre el hocico, como respiradero, evocan a las ballenas. Sin embargo, una aleta vertical en la cola, hace que la parte trasera de su cuerpo, se asemeje a la de un tiburón.
Surcaba el mar abierto, donde nacían sus crías.
Un equipo científico, dirigido por la paleontóloga Elizabeth Nicholls, logró ubicar en 1998, los huesos fosilizados de un Ictiosaurio gigantesco.
El hallazgo de tal tesoro fósil, en la Columbia Británica, evidenció la presencia de uno de los más grandes reptiles marinos que se conozcan.
El cráneo estaba incrustado en un bloque pétreo de cuatro toneladas.
Anteriormente, había sido encontrado en el Estado de Nevada, un verdadero tesoro fosilífero: docenas de restos de estos seres, perfectamente conservados en la misma posición, indicando claramente que viajaban en grupos, como las ballenas.
Estos hallazgos arrojan nueva luz sobre los tamaños, formas y hábitos de vida, de estos gigantes extintos.
Esperando este texto haya sido del interés de todos, Brunetto se despide de todos con su más amable saludo.
Su boca medía hasta tres metros, su cuerpo era de 21 metros de longitud, y en algunos ejemplares hasta de 23 metros. Su peso superaba fácilmente las 40 toneladas.
La extinción: Descubren la verdadera causa de su desaparición.
Conocidos como "Dragones del Mar", los Ictiosaurios ofrecían un aspecto similar a inmensos delfines.
El Shonisaurus fue uno de los mayores Ictiosauros de todos los tiempos. Su longitud corporal era del orden de 15 metros, y algunos ejemplares gigantescos alcanzaron los 17 metros. Su peso se ha estimado en hasta unas 25 toneladas.
El Shastasaurus, que vivió durante el Triásico, medía 21 metros, ascendiendo su peso a unas 30 toneladas. Otros fósiles de este reptil acuático alcanzaron incluso los 23 metros, superando su peso las 40 toneladas.
Provistos de una boca gigante, en forma de pico, con largas mandíbulas llenas de dientes afilados como navajas, podían rebanar fácilmente a sus víctimas.
Los Ictiosaurios aparecieron a fines del Pérmico, se desarrollaron en el Triásico, alcanzando su plenitud en el Jurásico.
De pronto, al comenzar el Cretáceo, desaparecieron del registro fósil. Sin duda, algo acabó en forma abrupta con ellos.
Se consideraba inicialmente que su dieta se empobreció debido a la despiadada competencia planteada por los tiburones y por los nuevos peces óseos. Ahora, sin desestimar este factor, ha surgido un nuevo enfoque: el calentamiento climático.
El registro geológico muestra que se produjo una elevación casi instantánea de la temperatura y de los niveles del mar, lo que modificó las direcciones de las corrientes, las rutas migratorias, y la disponibilidad de alimentos.
"Durante los últimos 50 millones de años de su existencia, el desarrollo de los ictiosaurios fue muy lento", ha sintetizado Valentín Fischer, investigador de la universidad de Oxford.
Un nuevo y pormenorizado estudio realizado por paleobiólogos de Bélgica, Francia, Gran Bretaña y Rusia, evidencia que indudablemente, el fenómeno del calentamiento climático, también hizo de las suyas en aquellos lejanos tiempos.
Galería de imágenes
Modernas concepciones paleoartísticas.
Shonisaurus sikanniensis con aspecto de ballena.
Comparación de tamaños con un cachalote
Shonisaurus, inmensos monstruos acuáticos nadando juntos en un remoto mar Triásico.
Estilizada silueta del Shonisaurus sikanniensis.
Agradecimiento y cierre:
Agradezco sinceramente la invaluable colaboración de los ingenieros Juan Carlos ANSELMI ELISSALDE y Aulo Fernando GARCÍA TEXEIRA, en el aporte de las valiosas ilustraciones que engalanan este artículo.
Como los consecuentes lectores apreciarán, se procura brindar en esta serie, un panorama claro, completo, y entendible, sobre los fantásticos seres que precedieron a la humanidad en el dominio del planeta.
Esperando que tanto el texto como las ilustraciones hayan resultado de interés y utilidad, y contando con la benevolencia de los amables cibernautas, Brunetto se despide de los mismos con un fuerte abrazo, prometiendo pronto continuar con estas apasionantes entregas.
Grupo de amigos de la astronomía y la paleontología en una reunión de confraternidad
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