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domingo, 11 de septiembre de 2011
La riqueza y diversidad de la vida marina es por cierto motivo de asombro, cuanto más conocemos de ella: El "Megalodón", el "Cachalote Mordedor", el "Liopleurodón"
A izquierda un Liopleurodón
A izquierda un Megalodón
Abajo un Megalodón y una manada de Cachalotes Mordedores
FÓSILES MARINOS ASOMBROSOS: El "Tiburón" y el "Liopleurodón"
El "Helicoprión" (imagen de la izquierda) vivió hace aproximadamente 250 millones de años, y pertenece a un grupo de tiburones tempranos cuyas mandíbulas desarrollaron una especie de cinta transportadora con dientes del reemplazo Esta estructura puede haberse usado para herir a la presa, la cual moriría desangrada para luego ser devorada cuando ya no ofreciera resistencia. El "Helicoprión" puede haber alcanzado longitudes de más de 3 metros, pero muchos de sus parientes eran más pequeños, y tenían una estructura de dientes menos impresionantes.
Aproximadamente hace 260 millones de años, el "Orthacanthus" era el terror de pantanos de aguas frías en Europa y América del Norte. Su cuerpo, parecido al de una anguila, alcanzaba casi los 3 metros de longitud, y sus poderosas mandíbulas estaban armadas con una doble línea de dientes. El "Orthacanthus" pertenece a un grupo de tiburones muy exitosos, que principalmente vivieron en aguas frescas. Ellos aparecieron hace casi 400 millones de años, y se extinguieron sólo poco antes del la “Era de los Dinosaurios”, aproximadamente hace 225 millones de años.
Otro tiburón de las aguas que bañaban lo que hoy es Alemania, hace 150 millones de años, el "Paleocarcharias", era un pariente primitivo de los grandes de tiburones modernos y de los peces martillo.
Uno de los bien conocidos tiburones primitivos, de hasta un metro de largo, llamado "Cladoselache", cazó hace 375 millones de años en los cálidos mares de América del Norte. Tenía una dentadura menos impresionante que los tiburones actuales, pero compensó esto con fuertes músculos de cierre. El "Caldoselache" tenía una gran cola, ahorquillada, y probablemente era un veloz nadador que cazando en manada pueden haber muerto incluso a los gigantescos peces blindados conocidos como "Dunkleosteus", de 5 metros de largo.
La extraña estructura parecida a un cepillo de espinas parte de atrás de este "Stethacanthus", de 375 millones de años, y puede haber servido como un dispositivo de diferenciación sexual; así, puede haber hecho más fácil para las hembras escoger los potenciales compañeros, o tal vez puede haberse usado en combates entre machos. Como muchos de los tiburones primitivos, el "Stethacanthus" no fue de gran tamaño.
El "Scapanorhynchus" es un primitivo miembro del grupo de tiburones-duende, nombre inspirado en sus hocicos muy largos. Estos habitaron hace 110 millones de años, habiéndose encontrado restos en los cinco continentes. Actualmente, los tiburones-duende modernos que están estrechamente relacionados con el "Scapanorhynchus", sólo se encuentran en las aguas profundas de mares tropicales y templados.
Los "tiburones" aparecieron en los mares primigenios en tiempos remotísimos. Por cierto, los "escualos" precedieron en el tiempo a los mismos "dinosaurios".
Esos especímenes evolucionaron en extrañas formas, a lo largo de toda la Era Primaria, la también llamada Era Paleozoica o de la Vida Antigua.
Algunos tiburones primitivos, presentaban una "protuberancia dentada" en la parte superior del lomo, cerca de la aleta dorsal. Tal protuberancia, ha constituído un enigma para los paleontólogos. ¿La utilizarían acaso para asustar a sus enemigos, o tenía un fin utilitario? La verdad es que no se sabe, y las posibles explicaciones quedan en el campo de las especulaciones.
Indudablemente los tiburones eran carnívoros, como lo prueba su dentadura. Siempre fueron cazadores, aunque en algunas ocasiones también resultaban presa de enormes depredadores.
Consideremos por caso, el mayor reptil acuático del Jurásico, el "Liopleurodón" (imagen arriba), que sin duda dominaba mares y océanos. Se alimentaba de muy variadas especies, incluyendo los propios escualos del momento. A este monstruo se le ha estimado una longitud de 25 metros y un peso de 150 toneladas.
El "Liopleurodón" tenía las mayores mandíbulas carnívoras que hayan existido, y sin duda también engullía tiburones.
Otro tanto sucedió en el siguiente período geológico, el Cretáceo, donde temibles reptiles acuáticos, como los "Mosasaurios" y los "Tilosaurios" de 17 metros, estaban en la cúspide de la pirámide zoológica. Y su dieta por cierto también incluía a los tiburones.
FÓSILES MARINOS ASOMBROSOS: El "Megalodón"
Hace unos 65 millones de años, una colosal catástrofe de origen cósmico marcó el fin de la Era Mesozoica. En un segundo de tiempo geológico, se esfumaron muchas de las especies entonces dominantes, los grandes reptiles de tierra, mar, y aire.
El mar quedó libre, y los escualos pudieron diversificarse y desenvolverse libremente, sin otra competencia que entre ellos mismos.
Unos 40 millones de años después de la extinción de los dinosaurios, vivieron tiburones de enorme tamaño, el mayor de los cuales se conoce hoy día bajo el nombre de "Megalodón".
Dado que tenían esqueleto cartilaginoso, se han preservado casi exclusivamente sus dientes (apreciar el gran tamaño de los mismos en la imagen de la izquierda). Lo restante de su organismo, se descomponía en el fondo de los mares, o era comido por cangrejos en las playas.
Estos dientes, triangulares e inmensos, del tamaño de la mano de un hombre, eran implantados en mandíbulas verdaderamente colosales (ver abajo imagen donde se aprecia un diente de "Megalodón", en comparación con la mano de un hombre y con un diente de un tiburón actual).
Y a partir de ellos, los paleontólogos han podido inferir que verdaderamente tales tiburones fueron gigantescos.
Se ha estimado que su tamaño debió ser el doble del actual gran tiburón blanco, y algunos tal vez llegaron a los 18 metros.
Expertos han sostenido que tales "Megalodones" (ver arriba recreación artística de uno de estos animales cazando), debieron tener un peso equivalente al de 7 o tal vez 8 "Tiranosaurios".
Indudablemente, estos ejemplares figuran entre los más grandes depredadores del mar. Algunos tiburones actuales llegan a tener unos 3.000 dientes, y poseen sensores especiales, que les permiten saborear el agua, y "oler la sangre" a enormes distancias, detectando así a sus presas.
Por analogía, estas características serían comunes a los "Megalodones". Sin lugar a dudas, estos tiburones fueron, durante la Era Terciaria, los máximos depredadores de los grandes océanos.
Por el tamaño de sus dientes, formidables si los comparamos con los dientes del gran tiburón blanco ya que resultan varias veces mayores, hay autores que atribuyen al "Megalodón", longitudes muy variadas, 15 metros, 18 metros, y hasta 21 metros.
Esos dientes eran triangulares, serrados, y aparecen dispersos por todos los mares.
Los "Megalodones" también se alimentaban de ballenas de la época, ya que los huesos de estos cetáceos presentan marcas que encajan perfectamente con los dientes de esos depredadores.
El "Megalodón" de esos días era tan grande, que bien podría haber engullido fácilmente, al gran tiburón blanco de un solo bocado (ver foto de este último abajo).
A pesar de que pesaba entre 50 y 60 toneladas, podía hacer giros muy rápidos, y cuando abría su boca, mostraba su dentadura pavorosa.
La presión de la mordida de un ejemplar adulto de "Megalodón" equivalía muy probablemente a unas 20 toneladas, por lo cual, podría muy bien haber triturado un camión.
Y en mordida sólo era superado por el "Dinictis", un terrible pez que vivió mucho antes, durante la Era Primaria.
En comparación, la presión de mordida del famoso "Tiranosaurio", que equivalía a unas 3 toneladas, solamente podría haber triturado a un automóvil.
El gran tiburón estaba perfectamente adaptado a su ambiente marino, disimulado por su coloración: Era blanco en su vientre y oscuro en su lomo.
Y cuando estaba debajo, en profundidad, desde arriba, su presa no podía divisarlo. Mientras que cuando el formidable escualo estaba arriba, el color de su vientre lo disimulaba.
Se estima que con fecuencia se situaría en las profundidades, y desde allí, ubicaría a sus víctimas, nadando arriba y atacando.
Desde gran distancia, el "Megalodón" calculaba las dimensiones de su presa y la atacaba nadando a gran velocidad.
Y con los sensores de su piel, el gran escualo saboreaba a su alimento, antes incluso de divisarlo. Se ha calculado que su olfato le permitía detectar presas a una distancia de unos 5 kilómetros.
Muy probablemente vivirían en forma solitaria, excepto en épocas de reproducción. Y ciertos indicios hacen pensar que engullían algunas de sus crías.
Sus presas preferidas eran las ballenas, pero tampoco desdeñaban combatir entre sí.
FÓSILES MARINOS ASOMBROSOS: El "Cachalote Mordedor"
Otro monstruo terrorífico y enorme que vivió en esa misma época, era el "Cachalote Mordedor" (ver imagen abajo), una bestia poderosa, que no reponía los dientes que perdía.
Sus fósiles fueron ubicados por investigadores estadounidenses en un Museo del Japón (ver abajo exhibición del esqueleto de un "Cachalote Mordedor" en un museo de Japón). En estas circunstancias, allí fueron estudiados y catalogados como una especie diferente a las ya conocidas.
Estos cetáceos se movían en manadas, y los miembros del grupo, liderados por un macho "alfa", atacaban en conjunto.
Corresponde señalar que se comunicaban emitiendo sonidos, que en el medio acuoso se transmiten a gran velocidad. Además contaban con un sonar, por medio del cual, ubicaban tanto a sus presas como a sus enemigos.
Un ejemplar solitario de "Cachalote Mordedor" bien podría haber sido presa de un "Megalodón" hambriento, pero podía emitir, en tal caso, llamadas de auxilio a su manada.
Y los miembros del grupo, bien podrían emprender de inmediato acciones de conjunto, en ayuda de la víctima.
Se supone que empleando su poderosa cabeza como arma, embestirían a modo de ariete al atacante "Megalodón" por varios frentes a la vez.
Como mamíferos marinos tenían un cerebro más desarrollado que el de un pez, que bien le podían haber permitido al "Cachalote Mordedor" planificar acciones de conjunto.
En situaciones como la indicada, el "Megalodón" podría haberse visto en apuros; su cerebro primitivo, tal vez no le hubiera permitido comprender bien lo que estaba pasando.
Y abrumado, sobrepasado, y malherido, el escualo tal vez buscaría refugio en las profundidades, ya que como pez, respiraba por medio de branquias.
Por el contrario los "Cachalotes Mordedores", como cetáceos que eran, necesitaban subir a la superficie para respirar.
Y el "Megalodón", entretanto, se alejaría de la escena, pero si el cachalote herido no se recuperaba, era abandonado por el grupo. Entonces, el gran tiburón encontraba la ocasión propicia, volvería a entrar en escena, y se haría un festín con el cadáver.
Así, ese cachalote pagaba el precio de la imprudencia, por haberse alejarse de la protección que la manada le brindaba.
Por cierto, el "Megalodón" eran tan grande, que necesitaba alimentarse constantemente. El haber sido grande sin duda tenía sus ventajas en épocas de abundancia, pero cuando las presas escaseaban, las consecuencias podrían ser nefastas.
Hace unos dos millones de años, los "Megalodones" desaparecieron de los océanos en su totalidad, pues no aparecen sus dientes en estratos geológicos modernos.
Estos leviatanes del mar, al extinguirse, dejaron nichos ecológicos vacíos, que fueron ocupados por otros gigantes.
Podría ser que su extinción fuera debida a que las enormes ballenas de las que se alimentaban, comenzaron a emigrar hacia aguas muy frías, próximas a los hielos de la Antártida.
Y los "Megalodones", que solamente estaban adaptados a vivir en las cálidas aguas tropicales, seguramente no pudieron seguirlas. De ser esto cierto, los colosales escualos de la Era Terciaria, los más grandes entre los tiburones gigantes, habrían perecido de inanición, y triste fin así habrían tenido.
Otro factor que los expertos señalan, es que las "Orcas", que ya habían aparecido y que cazaban en grupo, bien podrían haber entablado tal competencia por el alimento, que hace unos dos millones de años, el "Megalodón" se extinguió.
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