El misterio del seudónimo: ¿Inventó el propio asesino su alias criminal?
Desde el mes de septiembre de 1888, comenzó a arribar a la policía británica correspondencia remitida por sujetos que se identificaban como responsables de los homicidios del East End londinense. Por tales fechas, sólo se habían verificado dos de las muertes que tradicionalmente se le asignan al asesino; vale decir, la de Mary Ann Nichols y la de Annie Chapman.
Las autoridades no concedían difusión a estos comunicados, ya sea para evitar que cundiera el pánico en la gente o, sencillamente, porque estimaron que eran obra de bromistas.
El maníaco aún carecía del seudónimo que le valdría su renombre universal. La prensa, a falta de un calificativo mejor, se limitaba a referirse a él como el "Asesino de Whitechapel".
Pero llegaría el 27 de septiembre de 1888. Ese día la denominada “Agencia Central de Noticias de Londres” alegó haber recibido una carta firmada por el homicida anunciando nuevos crímenes, y el día 29 de ese mes la entregó a la policía.
El tenor de la extraordinaria epístola relacionaba:
"... Querido Jefe: Constantemente oigo que la policía me ha atrapado pero no me echarán el guante todavía. Me he reído cuando parecen tan listos y dicen que están tras la pista correcta. Ese chiste sobre "Mandil de Cuero" me hizo partir de risa. Odio a las putas y no dejaré de destriparlas hasta que me harte. El último trabajo fue grandioso. No le di tiempo a la señora ni de chillar. ¿Cómo me atraparán ahora? me encanta mi trabajo y quiero empezar de nuevo si tengo la oportunidad. Pronto oirán hablar de mí y de mis divertidos jueguecitos. Guardé algo de la sustancia roja en una botella de jengibre para escribir, pero se puso tan espesa como la cola y no la pude usar. La tinta roja servirá igual, espero, já, já. En el próximo trabajo le cortaré las orejas a la dama y las enviaré a la policía para divertirme. Guarden esta carta en secreto hasta que haya hecho un poco más de trabajo y después tírenla sin rodeos. Mi cuchillo es tan bonito y afilado que quisiera ponerme a trabajar ahora mismo si tengo la ocasión. Buena suerte. Sinceramente suyo. Jack el Destripador..."
Y en una especie de posdata impresa transversalmente, el redactor del comunicado se mofaba:
"... No se molesten si les doy mi nombre profesional. No estaba bastante bien para enviar esto antes de quitarme toda la tinta roja de las manos. Maldita sea. No ha habido suerte todavía, ahora dicen que soy médico, já, já..."
A esta comunicación se le adicionó muy pronto una postal, también recepcionada por la Agencia Central de Noticias, el 1 de octubre de 1888, donde su emisor, tras presentarse como "Saucy Jacky" (Jacky el Descarado), se manifestaba en los siguientes términos:
"...No estaba de broma, querido jefe, cuando le di la información. Mañana se enterará del trabajo de ese descarado de Jacky. Doble función esta vez. La número uno chilló un poco. No pude acabar enseguida. No tuve tiempo de cortar las orejas para la policía. Gracias por guardar la carta de mi último trabajo. Jack el Destripador..."
Carta "Dear Boss"
Postal "Saucy Jacky"
Ilustración del asesino que nunca pudo ser identificado
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