domingo, 10 de abril de 2011

Pompeya, Herculano, víctimas del Vesubio: ¿Será ahora el turno de Nápoles? ¿Ocurrirá nuevamente una erupción catastrófica? / Fantásticas ilustraciones recrean este texto




EL VESUBIO EN LA MIRA DE LOS CIENTÍFICOS

El Vesubio, cuya última erupción se registró en 1944, podría volver a estallar como cuando destruyó a Pompeya en el año 79 D.C. Sólo que esta vez probablemente aniquilaría alrededor de 700.000 personas.

Con el fin de averiguar si una situación tan catastrófica podría materializarse, es muy importante que el magma almacenado entre los 8 a 9 kilómetros de profundidad, sea convenientemente identificado. En ello coinciden los investigadores que han analizado las muestras producidas por la subida de las cámaras magmáticas bajo el Vesubio, desde hace más de 20.000 años.

Si este magma fuera parecido al que produjo la erupción pompeyana, se puede esperar en el futuro una erupción "extremadamente explosiva", en la apreciación de los expertos del "Instituto de Ciencias de la Tierra" de Orleans ("Institut des Sciences de la Terre d'Orléans" ISTO-Université d'Orléans) en Francia.

En cambio, si el magma tuviera una composición basáltica, como en la última erupción hasta el momento registrada, la salida de lava sería de tipo "efusivo", con ríos de lava, y esto generaría destrozos mucho menos importantes.

El Vesubio es un volcán muy particular. A lo largo de su historia ha tenido erupciones de tipo explosivo, tan devastadoras como la del Krakatoa que en Indonesia, devastó más de 17 islas en 1883, o la del Pinatubo, el volcán de las Filipinas, famoso por su gran erupción de 1991, alternadas con otras efusivas, de ríos de magma, como las que son comunes sobre todo en Hawai, o los volcanes de la isla de "La Reunión" también muy peligrosos.

Según los vulcanólogos, el Vesubio registró desde hace 20.000 años, hasta la gran erupción que sepultó a Pompeya, erupciones explosivas precedidas de volutas de humo y gases tóxicos. De 1631 a 1944, se han registrado cientos de erupciones efusivas asociadas a ríos de lava, tal como sucede actualmente con otro volcán italiano famoso, el Strómboli, ubicado en el archipiélago de las Lípari.

Pero según los expertos, no porque esta evolución lleve 2.000 años se puede excluír una vuelta a composiciones más ácidas, susceptibles de engendrar erupciones explosivas espantosas. Según advierte el famoso Scailter, científico mundialmente reconocido, no porque esto haya parado en 1944, se puede decir que se ha terminado.

 La erupción vesubiana del 79 D.C. fue observada con detenimiento por Plim¡nio el Viejo, renombrado polígrafo romano autor de la famosa Historia Natural, que más que tal, es un verdadero compendio por la diversidad y calidad de las materias que trata.

Al frente de una flota romana y con el grado de almirante, este erudito fue a investigar la verdadera naturaleza del fenómeno, dado que no aceptaba las explicaciones mitológicas, que indicaban que los volcanes y la lava eran resultado de las actividades de Vulcano, el dios herrero, que ayudado por sus obreros, cabires, y cíclopes, hacía vomitar las llamas del Etna.

Pero este romano se acercó tanto, que murió asfixiado por las emanaciones gaseosas.

El no menos famoso Plinio el Joven la describió magistralmente, pero sus relatos fueron tildados de exagerados, hasta que la Ciencia moderna lo rehabilitó, reconociendo el extraordinario valor de esas notas.

La histórica erupción, además de cubrir a Pompeya con una espesa capa de cenizas, destruyó con un mortífero flujo piroplástico a ciudades vecinas, como Herculano y Stabia.

Esos eran centros de veraneo, frecuentados por la nobleza romana, cristalizados en el tiempo dado que fueron sepultados y así conservados.

Luego de costosas excavaciones, se puede hoy pasear por sus calles pavimentadas con losas de piedra, admirar sus edificios, y disfrutar de sus villas, suntuosamente decoradas con pinturas al fresco.

Este conjunto de valiosos testimonios de la vida en la época imperial, se ha conservado sin duda en forma excepcional.


En opinión de los científicos, la falta de actividad desde hace 65 años del volcán, puede deberse a dos cosas: (1) Por un lado, al cese del llenado de la denominadaa bolsa de magma. (2) Por otro lado, a algo verdaderamente tremendo, que puede indicar que la chimenea se ha tapado, es decir que se encuentre obstruída por lava solidificada.

Si el último fuera el caso, la presión inmensa podría subir por este tapón, acabando por generar una explosión de tipo catastrófico.


¿Qué ocurrirá realmente?

Esperemos que los científicos tengan una respuesta, antes que la naturaleza se manifieste una vez más.



Agradecimiento y cierre:

Destacamos la invalorable colaboración de los ingenieros Juan Carlos Anselmi Elissalde y Aulo Fernando García Texeira en las ilustraciones que engalanan este artículo.

Se aclara además que todos los artículos de este sitio digital de autoría del suscrito Carlos Brunetto, tienen por objetivo principal el empoderamiento de las actividades educativas y de divulgación cultural, así que un importante esfuerzo ha sido hecho para presentar conceptos, descubrimientos, teorías, y conclusiones técnicas y socio-políticas, sin utilizar un rebuscado vocabulario propio de especialistas, y tratando de presentar las ideas con el mayor rigor posible aunque siempre buscando sencillez y fácil comprensión.

Esperando que este contenido haya sido de utilidad y agrado para los benévolos ciberlectores, como es habitual Brunetto se despide de todos con un fuerte abrazo, y hasta la próxima entrega.

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