El que presentamos a continuación es un curso sobre Aromaterapia gratuito para todos los visitantes de la página. Lo hemos dejado disponible en abierto para personas que estén interesadas en conocer la Aromaterapia, disciplina muy popular entre las denominadas Terapias Naturales.
Después de más de 20 años como profesionales de las Terapias Naturales, Vitae Studios ha decidido compartir unos contenidos que con toda seguridad resultarán interesantes a aficionados y profesionales del sector (pulsa aquí si deseas saber más sobre Vitae Studios).
DEFINICIÓN DE AROMATERAPIA
Etimológicamente podríamos definirla como tratamiento (-terapia) con “aromas” (aroma-) ; no obstante, deberíamos considerar la aromaterapia como una práctica “más amplia”, ya que el efecto aromático generalmente se consigue con el uso de aceites esenciales, que ya “per se” poseen un efecto terapéutico propio; estamos hablando, de algún modo, de conceptos vinculados a la naturopatía, al proceder dichos productos del reino vegetal, ya sean plantas, frutas, árboles, arbustos… , a lo que habría que añadir la gran afinidad existente entre el sentido olfatorio y la actividad del Sistema Nervioso Central. Sobre estas dos nociones profundizaremos más adelante.
LA AROMATERAPIA Y SU HISTORIA (I)
La historia de la Aromaterapia comienza con el hombre de Neanderthal, el cual, según creen los arqueólogos, fue uno de los primeros en usar medicamentos a base de plantas.
En 1975 se descubrió un esqueleto de alrededor de sesenta mil años en Irak. Al lado de este hombre, llamado Shanidar IV, se encontraron depósitos concentrados de polen de milenrama, hierba cana y jacinto racimoso, plantas medicinales aún cultivadas y usadas por los campesinos iraquíes. Los científicos piensan que Shanidar IV era un chamán o líder religioso, y un versado botánico.
En excavaciones en América Central y del Norte se han encontrado, también, semillas de hierbas medicinales y piedras para moler, la antigua herramienta farmacológica, que datan del año 3.000 a.C. ; sobre esta fecha también data un alambique hallado en el Himalaya.
La historia registrada por antiguos escribas deja constancia del uso terapéutico de las plantas y aceites aromáticos mucho antes del nacimiento de Cristo. Es uno de los más antiguos manuales de medicina, escrito en el año 2.000 a.C., el emperador chino Kiwang-Ti describía las propiedades medicinales del opio, del ruibarbo y de la granada. Y aún antes, según nos dicen los jeroglíficos, los egipcios usaban plantas aromáticas con fines medicinales y religiosos.
Las resinas y los aceites perfumados derivados de plantas desempeñaban un importante papel en el masaje y, sobre todo, en las prácticas funerarias egipcias. Los primeros embalsamadores momificaban a los muertos cubriendo sus cuerpos con una resina importada de coníferas derretida, cuyo fin era la mayor conservación corporal, hecho vinculado a la praxis médica del momento ; asistimos a otro efecto, otra posibilidad que ha brindado la aromaterapia.
Esta resina suprimía la actividad bacteriana permitiendo así que los miembros de la familia real llegarán al otro mundo, intactos. Los lienzos en los cuales envolvían a las momias se empapaban con incienso y mirra, traídos de África por las expediciones de la decimoctava dinastía de la Reina Hatsheput.
Los sacerdotes egipcios, que eran los sanadores de la Sociedad, prescribían la mirra, que estaba consagrada al dios de la luna, como agente antiinflamatorio.
También se incensaba para deleitar el olfato y asegurar la buena voluntad de las divinidades. En efecto, los egipcios creían que las medicinas eran eficaces precisamente porque habían sido prescritas por alguno de los dioses. Pero los perfumes también eran esenciales para los placeres de la vida egipcia.
La mirra y el incienso, combinados con romero y tomillo, servían para hacer conos de grasa perfumados que los hombres usaban debajo de sus elaboradas pelucas. El calor del Nilo iba derritiendo poco a poco estos conos, cubriéndoles la cara y el cuerpo con esta forma orgánica, aunque viscosa, de desodorante. Los faraones, por supuesto, ordenaban los más raros perfumes: en la tumba del Rey Tut se encontraron delicados jarrones de alabastro llenos de perfumes los cuales retenían su aroma desde el año 1350 A.C.
Aunque dos siglos después los egipcios iniciaron el arte de extraer las esencias de las plantas calentándolas en recipientes de arcilla, fueron los alquimistas griegos los que inventaron la destilación; el destilar las esencias de las plantas, hirviéndolas o cociéndolas al vapor, preserva a la vez su fragancia y sus propiedades curativas. También los médicos griegos desarrollaron la ciencia de la medicación aromática.
Un médico griego, Dioscórides, resumió en sus escritos el conocimiento humano del uso de las plantas medicinales; anotó, por ejemplo, que el dracunculus (dragontea), una planta con tallo "moteado como el vientre de una serpiente", controla el cáncer, es abortivo, cura la gangrena y es bueno para la vista.
El poeta Anacreón, (582-485 a. de C.), nos habla de que la mejor receta para mantener la salud, es la aplicación de perfumes, aromas suaves al cerebro. En esta afirmación, podemos darnos cuenta de la importancia que ya en esa época se le daba a la vinculación aroma, olfato-sistema nervioso central, cerebro.
Personajes, como por ejemplo el célebre médico griego Galeno, en la antigua Roma,(cultura que extendió sobremanera las propiedades terapéuticas de las plantas), ya preconizaba el uso del masaje y la aromaterapia, por su efecto olfativo, tras el baño ; observamos la búsqueda del efecto relajante, sedante en dicha terapia ; además fue uno de los primeros herbolarios del mundo. Su famoso manual sobre el uso de las plantas fue la biblia médica del mundo occidental durante quince siglos, y se encontraba en las librerías de los monasterios europeos.
Galeno proporcionó una receta para la "teriaca", un medicamento a base de la combinación de 150 plantas, partes de animales, de minerales, e incluso de piedras preciosas. Panacea para todas las enfermedades, desde dolores de cabeza hasta la lepra, la teriaca se prescribió en Francia hasta el siglo XVII y se llevo a bordo de los barcos durante cientos de años.
LA AROMATERAPIA Y SU HISTORIA (II)
Otro griego, Teofrasto, fue el primer verdadero aromaterapéuta. Escribió un tratado guía sobre el aroma, “Relativo a los olores “, en el cual analizaba los efectos de diversos aromas en el pensamiento, el sentimiento y la salud. También investigó el proceso por el cual percibimos los olores, y la sutil relación entre sabor y olor.
La conquista de Afganistán por Alejandro tuvo como consecuencia una unión fortuita de las tradiciones medicinales griegas e indias. Sus extensas rutas comerciales permitían a los romanos importar especias de la India y gomorresinas de Arabia, país éste donde se estaban desarrollando nuevos e importantes procesos aromáticos y, consecuentemente, productos.
Los romanos utilizaron gran parte del conocimiento médico de los griegos, pero fueron los propios romanos hedonistas quienes perfeccionaron la capacidad de deleitar de la ciencia aromática. En el palacio de Nerón había tuberías especiales de plata que esparcían perfumes sobre los invitados amantes del placer. En el año 3 de la era cristiana, Roma se había convertido en la capital mundial del baño, con un millar de balnearios perfumados esparcidos por toda la ciudad. Cada baño tenía su propio "unctuarium", donde los bañistas eran untados con aceite y masajeados. El perfume de rosas tenía un especial atractivo para los romanos. Durante una de las demenciales celebraciones de Nerón, rosas por valor de 4 millones de
sextercios, (alrededor de 14 millones de pesetas de 1986), cubrieron la ciudad con su fragancia.
Fueron los árabes quienes finalmente perfeccionaron la destilación, creando la más potente de las esencias. Durante la Edad Oscura europea, el mundo árabe, afamado por sus exóticos perfumes, continuó perfeccionando sus seductores aromas y sus mágicas pociones. El incienso, la mirra y otras especias se importaban de La Meca para los químicos árabes. Cierto Yakub al-Kindi de Bagdad, que vivió hacia el año 850, describió la destilación de almizcle y bálsamos en su libro de perfumes y destilaciones.
Avicena, el príncipe de los farmacéuticos, e inventor del serpentín refrigerado, fue el primero en destilar la esencia de rosas, un proceso caro, ya que se necesitan mil Kg de pétalos de rosa para preparar medio kg de esencia, (un litro de aceite de rosas vale ahora cerca de 4 millones de pesetas). Avicena pensaba que la esencia de rosas, cura segura para los problemas digestivos, bien valía su coste.
Las rutas comerciales árabes hicieron de los aceites esenciales un ingrediente clave para el comercio internacional : importaban el bálsamo de Egipto, el azafrán y el sándalo de la India, el alcanfor de la China, traían el almizcle por el Himalaya desde el Tibet…
Los árabes empleaban las nuevas fragancias de un modo único:
• Añadían almizcle al mortero para construir las mezquitas, de modo que los edificios sagrados despidieran un olor acre al mediodía.
• Usaban la esencia de rosas para perfumar los guantes de piel que vendían a las clases altas europeas.
Un hecho histórico, de importancia para Occidente, fue en el siglo XII, época en la que se realizaron “las cruzadas”, con el establecimiento de lazos, vínculos y el consiguiente crecimiento de las redes comerciales con Oriente Medio. Estos hechos ampliaron y combinaron los conocimientos y las técnicas de herbolarios y perfumistas.
Los cruzados aprendieron de los árabes avanzados métodos para la destilación de esencias y llevaron a sus países estas técnicas. En la Edad Media las cofradías de boticarios se habían establecido en el norte de Europa y, las especias y aceites esenciales importados de Oriente mejoraron la calidad de vida, al mismo tiempo que elevaron la tasa de supervivencia.
Durante la Peste Negra se quemaba incienso resinoso de pino, ciprés y cedro en las calles, en las habitaciones de enfermos y en los hospitales. Los perfumistas que proveían el incienso aparentemente fueron inmunes a la virulenta enfermedad, que aniquilo a un gran porcentaje de la población. Hoy día tenemos pruebas científicas de la acción antibacteriana de estos aceites antisépticos naturales.
Durante el siglo XV, los aceites esenciales continuaron influyendo en la salud y felicidad de Europa. Algunos perfumistas no sólo creaban seductores aromas sino también mortíferos venenos. Catalina de Medicis, al casarse con el rey de Francia, llevó con ella a su perfumista para, en caso de necesidad, enviar algunos guantes envenenados a sus enemigos. Aparte de uno que otro complot maquiavélico, las esencias sirvieron a la buena causa de luchar contras las infecciones. Un medicamento favorito, "el vinagre cuatro ladrones", (una mezcla de ajenjo, romero, salvia, hierbabuena, lavanda, canela, clavo de olor, nuez moscada, ajo y alcanfor, macerada en vinagre rojo), se friccionaba por todo el cuerpo para mantener a raya la enfermedad.
Los conquistadores europeos descubrieron nuevas plantas medicinales durante la etapa de exploración. Los españoles quedaron boquiabiertos ante los jardines botánicos de Moctezuma, los cuales proveían a los médicos aztecas de materia prima para sus fórmulas medicinales.
En Norteamérica, los colonos blancos adoptaron muchas de las curas herbarias de los nativos. Los indios iroqueses, por ejemplo, bebían infusiones de picea, muy rica en vitamina C, para prevenir el escorbuto. Otras tribus usaban la dirca palustris y la zarzaparrilla como medicinas; en 1708 aún se utilizaban estas sustancias para aliviar el dolor de las úlceras, las hemorroides y el cáncer.
Durante los siglos XVII y XVIII la media de muertes infantiles durante el parto era menor entre las mujeres indias que entre las europeas. Las indias bebían té de "cohosh" azul. Se ha descubierto que éste contiene caulosaponina, la cual provoca fuertes contracciones uterinas, asegurando así un parto fácil. También usaban plantas como el jengibre silvestre, poderoso antibiótico, para protegerse durante el parto.
A mediados del siglo XIX comenzaron investigaciones científicas en Europa y Gran Bretaña para determinar el efecto de los aceites esenciales sobre las bacterias en los seres humanos. Investigadores franceses, por ejemplo, comprobaron que la esencia de clavo ataca al bacilo de la tuberculosis, y que la esencia de tomillo en una solución al cinco por ciento puede vencer al tifus y otras bacterias en menos de diez minutos. Hoy en día muchas casas de cosméticos usan el timol, agente antibacteriano inofensivo a los tejidos.
Durante miles de años las plantas, en forma de aceites esenciales, ungüentos, inciensos e infusiones, sirvieron no sólo para proporcionar placer y bienestar sino también para combatir la enfermedad. Cuando apareció la medicina moderna, sin embargo, la gente empezó a confiar en la rápida acción de los antibióticos y otros productos farmacéuticos. Aún cuando las "drogas milagrosas" han traído enormes beneficios, su uso condujo al alejamiento del mundo de las plantas y a la pérdida del beneficioso contacto con los sanadores, sin mencionar el placer de tocarse y sanarse mutuamente.
Las sustancias sintéticas, que a menudo conllevan efectos secundarios alergénicos, reemplazaron a las naturales no sólo en los medicamentos sino también en los perfumes.
Afortunadamente, algunos astutos investigadores franceses impidieron que la antigua tradición de la cura aromática se desvaneciera en el olvido. Un ejemplo de esto es que a principios del siglo XX, año 1.937, un químico francés, René Gattefossé, introduce el término “aromatherapie”, de una manera un tanto “accidental”, ya que observó los poderes antisépticos y cicatrizantes del lavanda, a raíz de aplicárselo el mismo tras sufrir una quemadura en su mano.
LA AROMATERAPIA MODERNA
A comienzos de este siglo, un químico francés, Rene-Maurice Gattefosse, fundó una casa que producía aceites esenciales para su uso en cosmética y perfumería. Un día se quemó la mano en su laboratorio. Recordando que se decía que la lavanda curaba quemaduras y aliviaba el dolor, metió la mano inmediatamente en un baño de lavanda pura. Rápidamente la quemadura perdió rojez y comenzó a sanar
Impresionado por la capacidad reconstituyente del aceite, Gattefosse comenzó su investigación acerca de los poderes curativos de los aceites esenciales.
Su teoría consistía en que, aunque los aceites se aplican externamente, pueden penetrar en órganos adyacentes, porque la piel esta interrelacionada con el cerebro y el sistema nervioso. La nariz y la piel, decía, pueden llevar los efectos rejuvenecedores de los aceites a otras partes del cuerpo. Entonces clasificó las formas en que las diversas esencias afectan al metabolismo, los nervios, los órganos de la digestión, y las glándulas endocrinas. Y fue en efecto Gattefosse quien acuño la palabra “aromatherapie”, (aromaterapia), en 1928.
En Paris, la cuna de la moderna Aromaterapia, el médico Jean Valnet descubrió los estudios de Gattefosse, intrigado por los métodos de la curación natural, empezó a dedicar la mayor parte de su práctica a experimentar con aceites esenciales y a anotar los resultados.
Más o menos al mismo tiempo, una notable bioquímica, Marguerite Maury, desarrolló un método único de aplicar los penetrantes aceites por medio del masaje. Al otorgársele el Premio Internacional por su trabajo en el cuidado natural de la piel, Madame Maury hizo importantes relaciones acerca del modo en que los aceites esenciales podían usarse para aliviar la tensión y mejorar la piel. Micheline Arcier estudió y trabajó con Maury y Valnet; luego extendió el enfoque de la Aromaterapia al masaje y lo desarrolló como un sistema de salud total. Madame Micheline Arcier, que trabaja muy de cerca con la comunidad médica, cree que la medicina moderna y las antiquísimas técnicas curativas pueden unir sus fuerzas para hacernos a todos más felices, sanos y equilibrados.
Actualmente la Aromaterapia nos proporciona una versión contemporánea del antiguo arte de curar. Se basa en la premisa de que el mejor modo de prevenir la enfermedad es fortalecer los mecanismos de autodefensa del cuerpo. La Aromaterapia ayuda a restablecer la armonía entre el cuerpo y la mente, armonía constantemente saboteada por las tensiones de la vida moderna y por la contaminación de nuestro medio ambiente.
De esta forma la Aromaterapia puede afectar positivamente nuestro aspecto, nuestro modo de sentir y de pensar. Todos podemos mejorar nuestra
salud, y comunicación afectiva por medio del masaje aromático y otras prácticas aromaterapéuticas acreditadas por los siglos.
ESCUELAS AROMATERAPIA
De manera muy concreta, podríamos hablar de la existencia de tres escuelas:
• Inglesa: Surge sobre los años 70 y nos aporta un hecho de suma importancia: Se trata de la aplicación de los aceites esenciales junto con el masaje y en inhalaciones, (recordar que ya en la época de los romanos se utilizaba esta terapia conjunta). Obviamente alcanzó una gran distribución por los países de habla sajona.
• Francesa: Años 1.912-1.914 ; estaríamos hablando de médicos como los Drs. Valnet, Gattefossé. Dan un paso muy importante, ya que propugnan sobremanera el uso oral de estos productos y no a través de técnicas de masaje. Estamos asistiendo a un punto de unión entre la praxis médica y el uso de aceites esenciales de manera claramente terapéutica, a través de su ingestión vía oral.
• Española: La más antigua de todas ellas, siglos IX-XI, determinada por la influencia árabe,(recordar el interés de Avicena por dicha práctica), dedicándose, en estos años, sobre todo a la perfumería y cosmética ; asistimos a otra faceta diferente de dichas substancias.
Vemos como a lo largo de la historia se han venido utilizando una serie de productos, que genéricamente se han denominado aceites esenciales, esencias, (concentrados extraídos generalmente de plantas), con una finalidad común : el buscar una mejora en el bienestar humano, ya sea en el aspecto psíquico, como físico ; debido a esto, prefiero hablar más que de “escuelas”, de “ práctica y aprendizaje humano ”, pues el conocimiento actual que tenemos de la aromaterapia, está basado en gran medida, en las experiencias, muchas veces empíricas o al menos no estrictamente científicas, realizadas a lo largo de la historia por el ser humano, ya sea con fines religiosos (ofrendas a los dioses acompañadas de la combustión de incienso, por ejemplo), terapéuticos…
FORMAS Y MÉTODOS DE EXTRACCIÓN Y MECANISMO DE ACCIÓN
Un dato a tener en cuenta, es que de unos 70 Kg de materia vegetal, se obtienen, aproximadamente, 2 litros de aceite esencial por término medio), dato que nos ayuda a comprender su “gran efecto” a “pequeñas dosis”, dada su elevada concentración
• Destilación por vapor: Se basa en usar la acción del vapor sobre la sustancia y posterior enfriamiento utilizando H2O fría. Es el método más usado. De ciertos productos usaremos su cáscara, triturándola, por ejemplo los cítricos.
• Soluble: En un primer tiempo usaremos un disolvente hidrocarburado, con posterior filtrado y condensación, a través de la destilación, con lo que se obtiene el “resinoide” (cera + aceite esencial) ; una segunda extracción la conseguiremos utilizando alcohol, que se evaporará por sus grandes propiedades volátiles, permaneciendo la “solución absoluta”.
Otros procesos se basan en el uso de disolventes no agresivos con la naturaleza, o del de CO2 a elevada presión…
Una técnica antigua, “artesanal” y “entrañable” es mediante la impregnación directa de la grasa, a través de la prensión con el producto, el cual deberá cambiarse periódicamente ; otro proceso algo más moderno es el sumergir las plantas en aceite caliente e ir repitiendo el proceso hasta conseguir que dicho líquido se halle perfumado.
MECANISMO DE ACCIÓN
El contacto del sistema nervioso central con el medio externo, lo que nos rodea, se realiza principalmente a través de los órganos de los sentidos, siendo uno de ellos el olfato y que probablemente sea el que se halla en una relación más directa, ya que su información, los olores, son llevados a una zona específica cerebral que se encuentra en el sistema límbico, parte del cerebro relacionada también con los sentimientos y las emociones ; vemos por lo tanto, que es una manera inocua de contactar, acceder al sistema nervioso central.
El sentido del olfato es el que capacita al individuo para la percepción de substancias volátiles, estando disociado claramente del sentido del gusto, tan solo en las especies terrestres ; adentrándonos un poco más, es interesante recalcar el papel de dicho sentido en la determinación del comportamiento, siendo básica en animales como el perro, topo… ( macrosmáticos ), estando reducida en el hombre y en muchas aves, ( especies microsmáticas) y nula en los cetáceos, por ejemplo.
El hecho de que esté reducida su función en el comportamiento humano, no significa en absoluto que no exista, es patente que en situaciones tales como síndromes gripales, tabaquismo, etc., la sensibilidad olfativa se ve considerablemente disminuida, hasta el cese de dichos factores, momento en el que se comienza a restablecer parte de su funcionalidad ; hay que considerar que los animales utilizan dicho sentido para diversas actividades, tales como : reconocer el alimento, hallar y seguir un rastro, comunicación ( delimitación de territorio, estimulante en las relaciones sexuales, identificación de los individuos, indicación de peligro…), etc., informaciones que en la especie humana se realizan básicamente de otra manera, por ejemplo a través del lenguaje, de la expresión manual, de la vista…
De todo esto podríamos sacar la conclusión que dicho determinismo del olfato en la conducta humana no es inexistente, sino que tan solo está “aletargado”, “dormido” por la substitución de dichas informaciones por las procedentes de otras vías, no obstante, ahí sigue, dato muy tenido en cuenta en el mundo de la alta cosmética, ya que ciertos perfumes contienen aromas similares a los producidos por las hormonas sexuales, masculinas o femeninas, buscando despertar, en grado variable, la “excitación” en el sexo contrario.
Además de esta posibilidad, la aromaterapia cuenta con su efecto terapéutico “per se”, ya sea mediante la absorción a través de la piel y su posterior llegada al torrente sanguíneo, o mediante la vía oral, lingual, nasal, vías por las que la asimilación sistémica es mucho más rápida
Próxima entrega: Vías de aplicación. Formas de uso de la aromaterapia.
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DEFINICIÓN DE AROMATERAPIA
Etimológicamente podríamos definirla como tratamiento (-terapia) con “aromas” (aroma-) ; no obstante, deberíamos considerar la aromaterapia como una práctica “más amplia”, ya que el efecto aromático generalmente se consigue con el uso de aceites esenciales, que ya “per se” poseen un efecto terapéutico propio; estamos hablando, de algún modo, de conceptos vinculados a la naturopatía, al proceder dichos productos del reino vegetal, ya sean plantas, frutas, árboles, arbustos… , a lo que habría que añadir la gran afinidad existente entre el sentido olfatorio y la actividad del Sistema Nervioso Central. Sobre estas dos nociones profundizaremos más adelante.
LA AROMATERAPIA Y SU HISTORIA (I)
La historia de la Aromaterapia comienza con el hombre de Neanderthal, el cual, según creen los arqueólogos, fue uno de los primeros en usar medicamentos a base de plantas.
En 1975 se descubrió un esqueleto de alrededor de sesenta mil años en Irak. Al lado de este hombre, llamado Shanidar IV, se encontraron depósitos concentrados de polen de milenrama, hierba cana y jacinto racimoso, plantas medicinales aún cultivadas y usadas por los campesinos iraquíes. Los científicos piensan que Shanidar IV era un chamán o líder religioso, y un versado botánico.
En excavaciones en América Central y del Norte se han encontrado, también, semillas de hierbas medicinales y piedras para moler, la antigua herramienta farmacológica, que datan del año 3.000 a.C. ; sobre esta fecha también data un alambique hallado en el Himalaya.
La historia registrada por antiguos escribas deja constancia del uso terapéutico de las plantas y aceites aromáticos mucho antes del nacimiento de Cristo. Es uno de los más antiguos manuales de medicina, escrito en el año 2.000 a.C., el emperador chino Kiwang-Ti describía las propiedades medicinales del opio, del ruibarbo y de la granada. Y aún antes, según nos dicen los jeroglíficos, los egipcios usaban plantas aromáticas con fines medicinales y religiosos.
Las resinas y los aceites perfumados derivados de plantas desempeñaban un importante papel en el masaje y, sobre todo, en las prácticas funerarias egipcias. Los primeros embalsamadores momificaban a los muertos cubriendo sus cuerpos con una resina importada de coníferas derretida, cuyo fin era la mayor conservación corporal, hecho vinculado a la praxis médica del momento ; asistimos a otro efecto, otra posibilidad que ha brindado la aromaterapia.
Esta resina suprimía la actividad bacteriana permitiendo así que los miembros de la familia real llegarán al otro mundo, intactos. Los lienzos en los cuales envolvían a las momias se empapaban con incienso y mirra, traídos de África por las expediciones de la decimoctava dinastía de la Reina Hatsheput.
Los sacerdotes egipcios, que eran los sanadores de la Sociedad, prescribían la mirra, que estaba consagrada al dios de la luna, como agente antiinflamatorio.
También se incensaba para deleitar el olfato y asegurar la buena voluntad de las divinidades. En efecto, los egipcios creían que las medicinas eran eficaces precisamente porque habían sido prescritas por alguno de los dioses. Pero los perfumes también eran esenciales para los placeres de la vida egipcia.
La mirra y el incienso, combinados con romero y tomillo, servían para hacer conos de grasa perfumados que los hombres usaban debajo de sus elaboradas pelucas. El calor del Nilo iba derritiendo poco a poco estos conos, cubriéndoles la cara y el cuerpo con esta forma orgánica, aunque viscosa, de desodorante. Los faraones, por supuesto, ordenaban los más raros perfumes: en la tumba del Rey Tut se encontraron delicados jarrones de alabastro llenos de perfumes los cuales retenían su aroma desde el año 1350 A.C.
Aunque dos siglos después los egipcios iniciaron el arte de extraer las esencias de las plantas calentándolas en recipientes de arcilla, fueron los alquimistas griegos los que inventaron la destilación; el destilar las esencias de las plantas, hirviéndolas o cociéndolas al vapor, preserva a la vez su fragancia y sus propiedades curativas. También los médicos griegos desarrollaron la ciencia de la medicación aromática.
Un médico griego, Dioscórides, resumió en sus escritos el conocimiento humano del uso de las plantas medicinales; anotó, por ejemplo, que el dracunculus (dragontea), una planta con tallo "moteado como el vientre de una serpiente", controla el cáncer, es abortivo, cura la gangrena y es bueno para la vista.
El poeta Anacreón, (582-485 a. de C.), nos habla de que la mejor receta para mantener la salud, es la aplicación de perfumes, aromas suaves al cerebro. En esta afirmación, podemos darnos cuenta de la importancia que ya en esa época se le daba a la vinculación aroma, olfato-sistema nervioso central, cerebro.
Personajes, como por ejemplo el célebre médico griego Galeno, en la antigua Roma,(cultura que extendió sobremanera las propiedades terapéuticas de las plantas), ya preconizaba el uso del masaje y la aromaterapia, por su efecto olfativo, tras el baño ; observamos la búsqueda del efecto relajante, sedante en dicha terapia ; además fue uno de los primeros herbolarios del mundo. Su famoso manual sobre el uso de las plantas fue la biblia médica del mundo occidental durante quince siglos, y se encontraba en las librerías de los monasterios europeos.
Galeno proporcionó una receta para la "teriaca", un medicamento a base de la combinación de 150 plantas, partes de animales, de minerales, e incluso de piedras preciosas. Panacea para todas las enfermedades, desde dolores de cabeza hasta la lepra, la teriaca se prescribió en Francia hasta el siglo XVII y se llevo a bordo de los barcos durante cientos de años.
LA AROMATERAPIA Y SU HISTORIA (II)
Otro griego, Teofrasto, fue el primer verdadero aromaterapéuta. Escribió un tratado guía sobre el aroma, “Relativo a los olores “, en el cual analizaba los efectos de diversos aromas en el pensamiento, el sentimiento y la salud. También investigó el proceso por el cual percibimos los olores, y la sutil relación entre sabor y olor.
La conquista de Afganistán por Alejandro tuvo como consecuencia una unión fortuita de las tradiciones medicinales griegas e indias. Sus extensas rutas comerciales permitían a los romanos importar especias de la India y gomorresinas de Arabia, país éste donde se estaban desarrollando nuevos e importantes procesos aromáticos y, consecuentemente, productos.
Los romanos utilizaron gran parte del conocimiento médico de los griegos, pero fueron los propios romanos hedonistas quienes perfeccionaron la capacidad de deleitar de la ciencia aromática. En el palacio de Nerón había tuberías especiales de plata que esparcían perfumes sobre los invitados amantes del placer. En el año 3 de la era cristiana, Roma se había convertido en la capital mundial del baño, con un millar de balnearios perfumados esparcidos por toda la ciudad. Cada baño tenía su propio "unctuarium", donde los bañistas eran untados con aceite y masajeados. El perfume de rosas tenía un especial atractivo para los romanos. Durante una de las demenciales celebraciones de Nerón, rosas por valor de 4 millones de
sextercios, (alrededor de 14 millones de pesetas de 1986), cubrieron la ciudad con su fragancia.
Fueron los árabes quienes finalmente perfeccionaron la destilación, creando la más potente de las esencias. Durante la Edad Oscura europea, el mundo árabe, afamado por sus exóticos perfumes, continuó perfeccionando sus seductores aromas y sus mágicas pociones. El incienso, la mirra y otras especias se importaban de La Meca para los químicos árabes. Cierto Yakub al-Kindi de Bagdad, que vivió hacia el año 850, describió la destilación de almizcle y bálsamos en su libro de perfumes y destilaciones.
Avicena, el príncipe de los farmacéuticos, e inventor del serpentín refrigerado, fue el primero en destilar la esencia de rosas, un proceso caro, ya que se necesitan mil Kg de pétalos de rosa para preparar medio kg de esencia, (un litro de aceite de rosas vale ahora cerca de 4 millones de pesetas). Avicena pensaba que la esencia de rosas, cura segura para los problemas digestivos, bien valía su coste.
Las rutas comerciales árabes hicieron de los aceites esenciales un ingrediente clave para el comercio internacional : importaban el bálsamo de Egipto, el azafrán y el sándalo de la India, el alcanfor de la China, traían el almizcle por el Himalaya desde el Tibet…
Los árabes empleaban las nuevas fragancias de un modo único:
• Añadían almizcle al mortero para construir las mezquitas, de modo que los edificios sagrados despidieran un olor acre al mediodía.
• Usaban la esencia de rosas para perfumar los guantes de piel que vendían a las clases altas europeas.
Un hecho histórico, de importancia para Occidente, fue en el siglo XII, época en la que se realizaron “las cruzadas”, con el establecimiento de lazos, vínculos y el consiguiente crecimiento de las redes comerciales con Oriente Medio. Estos hechos ampliaron y combinaron los conocimientos y las técnicas de herbolarios y perfumistas.
Los cruzados aprendieron de los árabes avanzados métodos para la destilación de esencias y llevaron a sus países estas técnicas. En la Edad Media las cofradías de boticarios se habían establecido en el norte de Europa y, las especias y aceites esenciales importados de Oriente mejoraron la calidad de vida, al mismo tiempo que elevaron la tasa de supervivencia.
Durante la Peste Negra se quemaba incienso resinoso de pino, ciprés y cedro en las calles, en las habitaciones de enfermos y en los hospitales. Los perfumistas que proveían el incienso aparentemente fueron inmunes a la virulenta enfermedad, que aniquilo a un gran porcentaje de la población. Hoy día tenemos pruebas científicas de la acción antibacteriana de estos aceites antisépticos naturales.
Durante el siglo XV, los aceites esenciales continuaron influyendo en la salud y felicidad de Europa. Algunos perfumistas no sólo creaban seductores aromas sino también mortíferos venenos. Catalina de Medicis, al casarse con el rey de Francia, llevó con ella a su perfumista para, en caso de necesidad, enviar algunos guantes envenenados a sus enemigos. Aparte de uno que otro complot maquiavélico, las esencias sirvieron a la buena causa de luchar contras las infecciones. Un medicamento favorito, "el vinagre cuatro ladrones", (una mezcla de ajenjo, romero, salvia, hierbabuena, lavanda, canela, clavo de olor, nuez moscada, ajo y alcanfor, macerada en vinagre rojo), se friccionaba por todo el cuerpo para mantener a raya la enfermedad.
Los conquistadores europeos descubrieron nuevas plantas medicinales durante la etapa de exploración. Los españoles quedaron boquiabiertos ante los jardines botánicos de Moctezuma, los cuales proveían a los médicos aztecas de materia prima para sus fórmulas medicinales.
En Norteamérica, los colonos blancos adoptaron muchas de las curas herbarias de los nativos. Los indios iroqueses, por ejemplo, bebían infusiones de picea, muy rica en vitamina C, para prevenir el escorbuto. Otras tribus usaban la dirca palustris y la zarzaparrilla como medicinas; en 1708 aún se utilizaban estas sustancias para aliviar el dolor de las úlceras, las hemorroides y el cáncer.
Durante los siglos XVII y XVIII la media de muertes infantiles durante el parto era menor entre las mujeres indias que entre las europeas. Las indias bebían té de "cohosh" azul. Se ha descubierto que éste contiene caulosaponina, la cual provoca fuertes contracciones uterinas, asegurando así un parto fácil. También usaban plantas como el jengibre silvestre, poderoso antibiótico, para protegerse durante el parto.
A mediados del siglo XIX comenzaron investigaciones científicas en Europa y Gran Bretaña para determinar el efecto de los aceites esenciales sobre las bacterias en los seres humanos. Investigadores franceses, por ejemplo, comprobaron que la esencia de clavo ataca al bacilo de la tuberculosis, y que la esencia de tomillo en una solución al cinco por ciento puede vencer al tifus y otras bacterias en menos de diez minutos. Hoy en día muchas casas de cosméticos usan el timol, agente antibacteriano inofensivo a los tejidos.
Durante miles de años las plantas, en forma de aceites esenciales, ungüentos, inciensos e infusiones, sirvieron no sólo para proporcionar placer y bienestar sino también para combatir la enfermedad. Cuando apareció la medicina moderna, sin embargo, la gente empezó a confiar en la rápida acción de los antibióticos y otros productos farmacéuticos. Aún cuando las "drogas milagrosas" han traído enormes beneficios, su uso condujo al alejamiento del mundo de las plantas y a la pérdida del beneficioso contacto con los sanadores, sin mencionar el placer de tocarse y sanarse mutuamente.
Las sustancias sintéticas, que a menudo conllevan efectos secundarios alergénicos, reemplazaron a las naturales no sólo en los medicamentos sino también en los perfumes.
Afortunadamente, algunos astutos investigadores franceses impidieron que la antigua tradición de la cura aromática se desvaneciera en el olvido. Un ejemplo de esto es que a principios del siglo XX, año 1.937, un químico francés, René Gattefossé, introduce el término “aromatherapie”, de una manera un tanto “accidental”, ya que observó los poderes antisépticos y cicatrizantes del lavanda, a raíz de aplicárselo el mismo tras sufrir una quemadura en su mano.
LA AROMATERAPIA MODERNA
A comienzos de este siglo, un químico francés, Rene-Maurice Gattefosse, fundó una casa que producía aceites esenciales para su uso en cosmética y perfumería. Un día se quemó la mano en su laboratorio. Recordando que se decía que la lavanda curaba quemaduras y aliviaba el dolor, metió la mano inmediatamente en un baño de lavanda pura. Rápidamente la quemadura perdió rojez y comenzó a sanar
Impresionado por la capacidad reconstituyente del aceite, Gattefosse comenzó su investigación acerca de los poderes curativos de los aceites esenciales.
Su teoría consistía en que, aunque los aceites se aplican externamente, pueden penetrar en órganos adyacentes, porque la piel esta interrelacionada con el cerebro y el sistema nervioso. La nariz y la piel, decía, pueden llevar los efectos rejuvenecedores de los aceites a otras partes del cuerpo. Entonces clasificó las formas en que las diversas esencias afectan al metabolismo, los nervios, los órganos de la digestión, y las glándulas endocrinas. Y fue en efecto Gattefosse quien acuño la palabra “aromatherapie”, (aromaterapia), en 1928.
En Paris, la cuna de la moderna Aromaterapia, el médico Jean Valnet descubrió los estudios de Gattefosse, intrigado por los métodos de la curación natural, empezó a dedicar la mayor parte de su práctica a experimentar con aceites esenciales y a anotar los resultados.
Más o menos al mismo tiempo, una notable bioquímica, Marguerite Maury, desarrolló un método único de aplicar los penetrantes aceites por medio del masaje. Al otorgársele el Premio Internacional por su trabajo en el cuidado natural de la piel, Madame Maury hizo importantes relaciones acerca del modo en que los aceites esenciales podían usarse para aliviar la tensión y mejorar la piel. Micheline Arcier estudió y trabajó con Maury y Valnet; luego extendió el enfoque de la Aromaterapia al masaje y lo desarrolló como un sistema de salud total. Madame Micheline Arcier, que trabaja muy de cerca con la comunidad médica, cree que la medicina moderna y las antiquísimas técnicas curativas pueden unir sus fuerzas para hacernos a todos más felices, sanos y equilibrados.
Actualmente la Aromaterapia nos proporciona una versión contemporánea del antiguo arte de curar. Se basa en la premisa de que el mejor modo de prevenir la enfermedad es fortalecer los mecanismos de autodefensa del cuerpo. La Aromaterapia ayuda a restablecer la armonía entre el cuerpo y la mente, armonía constantemente saboteada por las tensiones de la vida moderna y por la contaminación de nuestro medio ambiente.
De esta forma la Aromaterapia puede afectar positivamente nuestro aspecto, nuestro modo de sentir y de pensar. Todos podemos mejorar nuestra
salud, y comunicación afectiva por medio del masaje aromático y otras prácticas aromaterapéuticas acreditadas por los siglos.
ESCUELAS AROMATERAPIA
De manera muy concreta, podríamos hablar de la existencia de tres escuelas:
• Inglesa: Surge sobre los años 70 y nos aporta un hecho de suma importancia: Se trata de la aplicación de los aceites esenciales junto con el masaje y en inhalaciones, (recordar que ya en la época de los romanos se utilizaba esta terapia conjunta). Obviamente alcanzó una gran distribución por los países de habla sajona.
• Francesa: Años 1.912-1.914 ; estaríamos hablando de médicos como los Drs. Valnet, Gattefossé. Dan un paso muy importante, ya que propugnan sobremanera el uso oral de estos productos y no a través de técnicas de masaje. Estamos asistiendo a un punto de unión entre la praxis médica y el uso de aceites esenciales de manera claramente terapéutica, a través de su ingestión vía oral.
• Española: La más antigua de todas ellas, siglos IX-XI, determinada por la influencia árabe,(recordar el interés de Avicena por dicha práctica), dedicándose, en estos años, sobre todo a la perfumería y cosmética ; asistimos a otra faceta diferente de dichas substancias.
Vemos como a lo largo de la historia se han venido utilizando una serie de productos, que genéricamente se han denominado aceites esenciales, esencias, (concentrados extraídos generalmente de plantas), con una finalidad común : el buscar una mejora en el bienestar humano, ya sea en el aspecto psíquico, como físico ; debido a esto, prefiero hablar más que de “escuelas”, de “ práctica y aprendizaje humano ”, pues el conocimiento actual que tenemos de la aromaterapia, está basado en gran medida, en las experiencias, muchas veces empíricas o al menos no estrictamente científicas, realizadas a lo largo de la historia por el ser humano, ya sea con fines religiosos (ofrendas a los dioses acompañadas de la combustión de incienso, por ejemplo), terapéuticos…
FORMAS Y MÉTODOS DE EXTRACCIÓN Y MECANISMO DE ACCIÓN
Un dato a tener en cuenta, es que de unos 70 Kg de materia vegetal, se obtienen, aproximadamente, 2 litros de aceite esencial por término medio), dato que nos ayuda a comprender su “gran efecto” a “pequeñas dosis”, dada su elevada concentración
• Destilación por vapor: Se basa en usar la acción del vapor sobre la sustancia y posterior enfriamiento utilizando H2O fría. Es el método más usado. De ciertos productos usaremos su cáscara, triturándola, por ejemplo los cítricos.
• Soluble: En un primer tiempo usaremos un disolvente hidrocarburado, con posterior filtrado y condensación, a través de la destilación, con lo que se obtiene el “resinoide” (cera + aceite esencial) ; una segunda extracción la conseguiremos utilizando alcohol, que se evaporará por sus grandes propiedades volátiles, permaneciendo la “solución absoluta”.
Otros procesos se basan en el uso de disolventes no agresivos con la naturaleza, o del de CO2 a elevada presión…
Una técnica antigua, “artesanal” y “entrañable” es mediante la impregnación directa de la grasa, a través de la prensión con el producto, el cual deberá cambiarse periódicamente ; otro proceso algo más moderno es el sumergir las plantas en aceite caliente e ir repitiendo el proceso hasta conseguir que dicho líquido se halle perfumado.
MECANISMO DE ACCIÓN
El contacto del sistema nervioso central con el medio externo, lo que nos rodea, se realiza principalmente a través de los órganos de los sentidos, siendo uno de ellos el olfato y que probablemente sea el que se halla en una relación más directa, ya que su información, los olores, son llevados a una zona específica cerebral que se encuentra en el sistema límbico, parte del cerebro relacionada también con los sentimientos y las emociones ; vemos por lo tanto, que es una manera inocua de contactar, acceder al sistema nervioso central.
El sentido del olfato es el que capacita al individuo para la percepción de substancias volátiles, estando disociado claramente del sentido del gusto, tan solo en las especies terrestres ; adentrándonos un poco más, es interesante recalcar el papel de dicho sentido en la determinación del comportamiento, siendo básica en animales como el perro, topo… ( macrosmáticos ), estando reducida en el hombre y en muchas aves, ( especies microsmáticas) y nula en los cetáceos, por ejemplo.
El hecho de que esté reducida su función en el comportamiento humano, no significa en absoluto que no exista, es patente que en situaciones tales como síndromes gripales, tabaquismo, etc., la sensibilidad olfativa se ve considerablemente disminuida, hasta el cese de dichos factores, momento en el que se comienza a restablecer parte de su funcionalidad ; hay que considerar que los animales utilizan dicho sentido para diversas actividades, tales como : reconocer el alimento, hallar y seguir un rastro, comunicación ( delimitación de territorio, estimulante en las relaciones sexuales, identificación de los individuos, indicación de peligro…), etc., informaciones que en la especie humana se realizan básicamente de otra manera, por ejemplo a través del lenguaje, de la expresión manual, de la vista…
De todo esto podríamos sacar la conclusión que dicho determinismo del olfato en la conducta humana no es inexistente, sino que tan solo está “aletargado”, “dormido” por la substitución de dichas informaciones por las procedentes de otras vías, no obstante, ahí sigue, dato muy tenido en cuenta en el mundo de la alta cosmética, ya que ciertos perfumes contienen aromas similares a los producidos por las hormonas sexuales, masculinas o femeninas, buscando despertar, en grado variable, la “excitación” en el sexo contrario.
Además de esta posibilidad, la aromaterapia cuenta con su efecto terapéutico “per se”, ya sea mediante la absorción a través de la piel y su posterior llegada al torrente sanguíneo, o mediante la vía oral, lingual, nasal, vías por las que la asimilación sistémica es mucho más rápida
Próxima entrega: Vías de aplicación. Formas de uso de la aromaterapia.
Cualquier consulta ,estoy a su disposicion.Gracias
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