Una simpática canción de Eddy Mitchell difícil de traducir
Versión en francés de "Dodo, métro, boulot, dodo"
Je n´ai jamais vu ma voisine
Mon Alcatraz, c´est Paris
Dans ma cellule : deux-pièces cuisine
Je mange, je dors, je bois, je ris
Dès le matin, dans mon bureau
Je pense déjà à mon dodo
Midi : sandwiches et re-boulot
Tout en parcourant les journaux
{Refrain:}
Dodo, métro,
Chacun pour soi dans son ghetto
Boulot, dodo,
Dodo, métro, boulot, dodo
Encore un jour d´éliminé
D´autres viendront qu´il faudra tuer
Dans la cohue, on griffe, on pousse
Mais la télé nous attend tous
{au Refrain}
Mais le samedi avec Mireille
Nous rêvons aux grands arbres verts
Dans sa superbe banlieue dortoir
Je lui fais l´amour tard le soir
{au Refrain}
Traducción al español de la canción precedente, ahora con el título "Catrera, metro, laburo, catrera"
Jamás vi a mi vecina
Mi Alcatraz es París
Y en mi celda : dos-piezas cocina
Donde como, bebo, duermo, río
Desde la mañana, en mi trabajo
Pienso ya en mi camastro
Mediodía : sandwiches y re-laburo
Mientras ojeo los periódicos
{Estribillo:}
Catrera, metro,
Cada cual en su ghetto
Laburo, camastro,
Camastro, metro, laburo, camastro
Otro día ya pasado
Y otros vendrán para ser pasados
En la agitación, arañazos y empujones
Pues a todos nos espera la tele
{Repetir estribillo}
Y el sábado con Mireille
Soñaremos con grandes árboles verdes
Y en su soberbia periferia-dormitorio
Le haré el amor profundamente en la noche
{Repetir estribillo}
Referencias
* (1) Eddy Mitchell, Dodo, métro, boulot, dodo, sitio digital 'Lyrics-Copy'.
Entre los muchos desafíos que envuelven al hombre, como figura principal se encuentra el misterio, el que está incorporado en las religiones y en todo lo que nos rodea, y que nos maravilla cuando logramos rasgar el velo de superstición, y tenemos éxito en resolver enigmas y en esclarecer verdades escondidas. Aportemos en este espacio para ayudar a resolver misterios, y así contribuir al surgimiento de una sociedad más solidaria y justa, más equitativa, más sustentable, más racional y culta.
jueves, 13 de noviembre de 2014
viernes, 7 de noviembre de 2014
Las reformas económicas y fiscales pueden y deben estar en el centro de todas las discusiones y preocupaciones
Introducción
Muchas veces, las reformas y los períodos de auge, son precedidos por crisis económicas y sociales de importancia.
Obviamente, todo es relativo. En más de un aspecto, la situación actual en líneas generales es mucho mejor que la que existía hace varios siglos atrás o hace varios milenios atrás, pero por lo general, hay tendencia a comparar no con el pasado remoto, sino dentro del presente, evaluando las diferencias entre unos y otros.
Pero es una constatación histórica que la mayoría de las grandes crisis, tienen por origen aspectos económicos y sociales, lo que invariablemente viene siempre mezclado y ligado con injusticia y/o desorden fiscal.
De una manera o de otra, los ingredientes básicos de una situación de crisis son los siguientes: injusticia y/o desorden tanto en fiscalidad como en redistribución de riquezas y de recursos ; descontentos varios de unos y de otros ; recursos que no alcanzan ; mal funcionamiento de la justicia en variados aspectos ; inadecuado desarrollo de cuestiones políticas.
Artículo en obra. Disculpas por las molestias.
Muchas veces, las reformas y los períodos de auge, son precedidos por crisis económicas y sociales de importancia.
Obviamente, todo es relativo. En más de un aspecto, la situación actual en líneas generales es mucho mejor que la que existía hace varios siglos atrás o hace varios milenios atrás, pero por lo general, hay tendencia a comparar no con el pasado remoto, sino dentro del presente, evaluando las diferencias entre unos y otros.
Pero es una constatación histórica que la mayoría de las grandes crisis, tienen por origen aspectos económicos y sociales, lo que invariablemente viene siempre mezclado y ligado con injusticia y/o desorden fiscal.
De una manera o de otra, los ingredientes básicos de una situación de crisis son los siguientes: injusticia y/o desorden tanto en fiscalidad como en redistribución de riquezas y de recursos ; descontentos varios de unos y de otros ; recursos que no alcanzan ; mal funcionamiento de la justicia en variados aspectos ; inadecuado desarrollo de cuestiones políticas.
Artículo en obra. Disculpas por las molestias.
lunes, 3 de noviembre de 2014
La corrupción está infiltrada por todas partes, incluso en la política, incluso en el manejo de las principales instituciones de contralor estatal : Hay que reorganizar el aparato estatal, hay que avanzar hacia el gobierno digital pero en todos sus frentes
A la corrupción y al soborno se le puede ganar alguna batalla, pero en el seno de la actual organización monetario-económica es casi imposible derrotarlas en todos los frentes o en la mayoría de ellos : Preparémonos inteligentemente para la "Gran Guerra" también masivamente introduciendo las TICs en el manejo del dinero
Para desarrollar un mejor análisis, para comenzar teniendo una visión histórica de más largo plazo sobre este asunto, transcribiremos en la siguiente sección un muy interesante artículo de Alfred López publicado en Internet el jueves 30 de octubre del 2014, y cuyo correspondiente enlace se indica a continuación.
https://es-us.noticias.yahoo.com/blogs/historia-pendiente/la-corrupta-organizaci%C3%B3n-neoyorquina-que-pon%C3%ADa-y-quitaba-pol%C3%ADticos-a-su-antojo-000814258.html
La corrupta organización neoyorquina que ponía y quitaba políticos a su antojo
Hoy en día estamos continuamente quejándonos de la corrupción política que nos rodea y de cómo los profesionales que se dedican a ella se aprovechan de sus cargos en beneficio propio, sin importarles en el fondo cuáles son los verdaderos problemas de la ciudadanía.
Pero esto es un tema que viene de lejos y, tal y como les explicaba tiempo atrás, corruptos y malos políticos lo ha habido siempre, casi desde que existe la propia política.
Más peliagudo es el tema cuando los intereses de una formación política pasa a manos de una organización que es la que decide quién debe ocupar un puesto y quién es el candidato que más les conviene que se presente.
Conocida como Tammany Hall, ésta fue una organización que nació en la ciudad de Nueva York en el año 1789 y que una década después se convirtió en un importante y fundamental apéndice del Partido Demócrata-Republicano de Thomas Jefferson. El propósito de la misma era ayudar a los más desfavorecidos y a aquellos inmigrantes que llegaban en busca de una oportunidad.
La masiva llegada de irlandeses a Nueva York hizo que en poco tiempo éstos fuesen admitidos dentro de la organización y acabasen controlándola, provocando que a mediados del siglo XIX la mayoría de candidatos pertenecientes, al ya entonces, Partido Demócrata fuesen colocados en los principales cargos públicos y de importante relevancia de todo el Estado.
En 1858 accedería al control de la Tammany Hall un nefasto personaje que hizo y deshizo a su antojo, controló, anuló y dio el visto bueno a aquellos candidatos que él quería. Entre las muchas acciones ilegales que realizó se encuentra una malversación de fondos y cobro de comisiones que se calcula que alcanzaron los 200 millones de dólares; teniendo en cuenta que se trataba de mediados del siglo XIX. Su nombre William M. Tweed, aunque sería conocido con el apodo de ‘el jefe Tweed’.
A lo largo de las casi dos décadas en las que Tweed se encontró al frente de la organización, además de conseguir ser elegido como senador, hizo que no se decidiera ni un solo cargo político sin que él diera el visto bueno. Algunas fuentes llegan a señalar que su poder estaba tan extendido en todo el Estado de Nueva York que incluso era él quien decidía quiénes debían ser los candidatos del partido de la oposición.
A pesar de haber nacido en Nueva York era descendiente directo de inmigrantes irlandeses, lo que hizo que se volcase en fomentar y promocionar los negocios y políticos que tenían sus mismos orígenes. Pero era tal la corrupción que ‘el jefe Tweed’ manejaba que, en 1872 se tuvo que poner freno a su voraz control y se abrió una causa judicial contra él, investigándose toda la trama de sobornos, favores y malversación de fondos que había llevado a cabo.
Fue detenido, juzgado y llevado a prisión, saliendo de la misma tras pagar una cuantiosa fianza. Una vez en libertad volvió a presentarse como candidato al senado y gracias a su popularidad y los contactos que tenía fue reelegido. Pero siguió haciendo de las suyas y nuevamente fue puesto a disposición judicial y tras pagar una nueva fianza fue puesto nuevamente en la calle (las fuentes no se ponen de acuerdo en la cantidad, pero se presume que alcanzaría los ocho millones de dólares) aprovechando para huir del país y acabar escondido en España, siendo localizado por las autoridades de la época y extraditado a los EEUU. Falleció a causa de una neumonía tras pasar dos años encerrado en la cárcel.
El escándalo de Tweed dejó muy mermado el poder de la organización Tammany Hall, a la que le costó recuperarse cerca de una década para volver a mantener el control político del Estado de Nueva York.
Desaparecieron las corruptelas y malversación de fondos que durante tanto tiempo se había estado haciendo, pero siguió siendo decisivo para elegir candidatos y colocar personas de confianza en cargos estratégicos, tal y como lo fue lo largo de los anteriores ciento diez años. La organización volvía a tener un papel relevante al iniciarse el siglo XX y mantuvo su poder durante las tres primeras décadas.
Fue en 1932 cuando se encontraron con un grave inconveniente, debido a que el presidente de la nación, el neoyorquino Franklin D. Roosevelt y por tanto buen conocedor de lo que era y cómo funcionaba la organización, decidió retirar el apoyo institucional y financiero que desde la Casa Blanca se le concedía a la Tammany Hall.
La estocada vino cuando Roosevelt medió para que el candidato del Partido Republicano, Fiorello La Guardia, fuese elegido alcalde de Nueva York gracias a una coalición con los demócratas, algo a lo que se habían opuesto desde la organización.
Ese fue el principio del fin de Tammany Hall, quien se vio debilitado estrepitosamente tras la aparición del Comité de Votantes Democráticos de Nueva York, una organización creada por la Primera Dama y que acabó con el control y liderazgo de la Tammany, desapareciendo a mediados de la década de 1960.
Para desarrollar un mejor análisis, para comenzar teniendo una visión histórica de más largo plazo sobre este asunto, transcribiremos en la siguiente sección un muy interesante artículo de Alfred López publicado en Internet el jueves 30 de octubre del 2014, y cuyo correspondiente enlace se indica a continuación.
https://es-us.noticias.yahoo.com/blogs/historia-pendiente/la-corrupta-organizaci%C3%B3n-neoyorquina-que-pon%C3%ADa-y-quitaba-pol%C3%ADticos-a-su-antojo-000814258.html
La corrupta organización neoyorquina que ponía y quitaba políticos a su antojo
Ilustración satírica sobre el "Jefe Tweed" publicada en el "Harper's Weekly"
(fuente Wikimedia Commons)
Hoy en día estamos continuamente quejándonos de la corrupción política que nos rodea y de cómo los profesionales que se dedican a ella se aprovechan de sus cargos en beneficio propio, sin importarles en el fondo cuáles son los verdaderos problemas de la ciudadanía.
Pero esto es un tema que viene de lejos y, tal y como les explicaba tiempo atrás, corruptos y malos políticos lo ha habido siempre, casi desde que existe la propia política.
Más peliagudo es el tema cuando los intereses de una formación política pasa a manos de una organización que es la que decide quién debe ocupar un puesto y quién es el candidato que más les conviene que se presente.
Conocida como Tammany Hall, ésta fue una organización que nació en la ciudad de Nueva York en el año 1789 y que una década después se convirtió en un importante y fundamental apéndice del Partido Demócrata-Republicano de Thomas Jefferson. El propósito de la misma era ayudar a los más desfavorecidos y a aquellos inmigrantes que llegaban en busca de una oportunidad.
La masiva llegada de irlandeses a Nueva York hizo que en poco tiempo éstos fuesen admitidos dentro de la organización y acabasen controlándola, provocando que a mediados del siglo XIX la mayoría de candidatos pertenecientes, al ya entonces, Partido Demócrata fuesen colocados en los principales cargos públicos y de importante relevancia de todo el Estado.
William Magear Tweed controló impunemente la organización "Tammany Hall"
(fuente Wikimedia Commons)
En 1858 accedería al control de la Tammany Hall un nefasto personaje que hizo y deshizo a su antojo, controló, anuló y dio el visto bueno a aquellos candidatos que él quería. Entre las muchas acciones ilegales que realizó se encuentra una malversación de fondos y cobro de comisiones que se calcula que alcanzaron los 200 millones de dólares; teniendo en cuenta que se trataba de mediados del siglo XIX. Su nombre William M. Tweed, aunque sería conocido con el apodo de ‘el jefe Tweed’.
A lo largo de las casi dos décadas en las que Tweed se encontró al frente de la organización, además de conseguir ser elegido como senador, hizo que no se decidiera ni un solo cargo político sin que él diera el visto bueno. Algunas fuentes llegan a señalar que su poder estaba tan extendido en todo el Estado de Nueva York que incluso era él quien decidía quiénes debían ser los candidatos del partido de la oposición.
A pesar de haber nacido en Nueva York era descendiente directo de inmigrantes irlandeses, lo que hizo que se volcase en fomentar y promocionar los negocios y políticos que tenían sus mismos orígenes. Pero era tal la corrupción que ‘el jefe Tweed’ manejaba que, en 1872 se tuvo que poner freno a su voraz control y se abrió una causa judicial contra él, investigándose toda la trama de sobornos, favores y malversación de fondos que había llevado a cabo.
Fue detenido, juzgado y llevado a prisión, saliendo de la misma tras pagar una cuantiosa fianza. Una vez en libertad volvió a presentarse como candidato al senado y gracias a su popularidad y los contactos que tenía fue reelegido. Pero siguió haciendo de las suyas y nuevamente fue puesto a disposición judicial y tras pagar una nueva fianza fue puesto nuevamente en la calle (las fuentes no se ponen de acuerdo en la cantidad, pero se presume que alcanzaría los ocho millones de dólares) aprovechando para huir del país y acabar escondido en España, siendo localizado por las autoridades de la época y extraditado a los EEUU. Falleció a causa de una neumonía tras pasar dos años encerrado en la cárcel.
El escándalo de Tweed dejó muy mermado el poder de la organización Tammany Hall, a la que le costó recuperarse cerca de una década para volver a mantener el control político del Estado de Nueva York.
Sede en Nueva York del "Tammany Hall"
(fuente Wikimedia Commons)
Desaparecieron las corruptelas y malversación de fondos que durante tanto tiempo se había estado haciendo, pero siguió siendo decisivo para elegir candidatos y colocar personas de confianza en cargos estratégicos, tal y como lo fue lo largo de los anteriores ciento diez años. La organización volvía a tener un papel relevante al iniciarse el siglo XX y mantuvo su poder durante las tres primeras décadas.
Fue en 1932 cuando se encontraron con un grave inconveniente, debido a que el presidente de la nación, el neoyorquino Franklin D. Roosevelt y por tanto buen conocedor de lo que era y cómo funcionaba la organización, decidió retirar el apoyo institucional y financiero que desde la Casa Blanca se le concedía a la Tammany Hall.
La estocada vino cuando Roosevelt medió para que el candidato del Partido Republicano, Fiorello La Guardia, fuese elegido alcalde de Nueva York gracias a una coalición con los demócratas, algo a lo que se habían opuesto desde la organización.
Ese fue el principio del fin de Tammany Hall, quien se vio debilitado estrepitosamente tras la aparición del Comité de Votantes Democráticos de Nueva York, una organización creada por la Primera Dama y que acabó con el control y liderazgo de la Tammany, desapareciendo a mediados de la década de 1960.
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