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martes, 19 de mayo de 2015
¿Por qué Dinamarca quiere acabar con el dinero en efectivo?
Haciendo trampas al solitario
En Uruguay, el robo a taxistas y en ómnibus del transporte colectivo está a la orden del día. Es impresionante el número de ilícitos de este tipo que se cometen anualmente en Uruguay, un país que en realidad es relativamente pequeño y con poca población. Y muchos de esos robos a taxistas y a conductores de ómnibus son violentos, con un saldo bastante elevado de heridos y aún de fallecidos.
Los poderes públicos y los propios sindicatos están preocupados por esta cuestión, y las soluciones que se proponen en muchos casos son, aumentar las rondas policiales en algunas zonas de la ciudad capital, aumentar la seguridad en los propios vehículos de transporte, poner alguna luz o botón de alarma en el vehículo para que sea activado en caso de una situación sospechosa o si se está sufriendo un atraco, instalar cámaras de buena definición en las calles para registrar los movimientos de vehículos y personas, etc. En algún caso, también se propone reducir el efectivo manejado en el vehículo para que entonces sea menos atractivo atracar a estas unidades del transporte público.
Pero en Dinamarca, están pensando en eliminar por completo el uso de dinero anónimo y material, en toda la sociedad.
Esta información la leí en un artículo publicado el 16 de mayo de 2015 en 'Actualidades RT (Russia Today)', y que señala que el Gobierno de Dinamarca ha anunciado su intención de suprimir en 2016 la utilización de monedas y billetes en tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes.
Dinamarca prevé convertirse así en el primer país del mundo en acabar con el dinero en efectivo en circulación, informa 'BBC'.
Entre otras cosas, "el objetivo es eliminar los considerables costes administrativos y financieros que implica el manejo del dinero en efectivo", explica el gobierno del país referido.
En el caso de Dinamarca, la decisión no parece muy sorprendente, pues según la Comisión de Pagos Danesa, el 100% de la población adulta del país posee una tarjeta de crédito. Además, desde el año 1990 a la fecha, los pagos en efectivo han caído un 90%. Actualmente solo una cuarta parte de los pagos se efectúan con monedas o billetes, dado que casi todos los comercios minoristas aceptan tarjetas.
El dinero electrónico tiene una serie de ventajas evidentes. Se destaca que el efectivo es más caro de producir y almacenar. Por ejemplo, se sabe que a México le costará casi un peso producir cada uno de los 1.320 millones de billetes que necesitará este año. Además, el efectivo roba el tiempo. De acuerdo con las estimaciones de los profesores Bhaskkar Chakravorti y Benjamín Mazzota, de la Universidad Tufts de Boston, cada estadounidense pasa 28 minutos al mes frente al cajero automático. Pero también hay motivaciones más sencillas para erradicar el efectivo: el dinero electrónico es más ecológico e higiénico.
Sin embargo, el propio Gobierno danés no descarta la posibilidad de que a la población le cueste adaptarse a la nueva medida.
El proceso para reducir y luego eliminar el dinero material y anónimo, y sustituirlo por dinero nominativo y electrónico, tiene muchas ventajas, pero una de las principales es que deja trazas, y por tanto ello podría reducir drásticamente y hasta eliminar, los casos de robos, estafas, y apropiación fraudulenta.
El futuro del dinero anónimo en Dinamarca
Dinamarca se prepara para dar un paso decisivo hacia la eliminación del dinero en efectivo. El Gobierno anunció hace pocos días su intención de liberar a una parte de los comercios de la obligación de tener que admitir monedas y billetes. En concreto, a partir de enero del 2016, las tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes podrán obligar a sus clientes a pagar exclusivamente con tarjeta o a través del teléfono móvil, dejando con las manos vacías a los que sólo tengan suelto.
De momento, quedarán excluidos los supermercados y las farmacias y oficinas de correos, entre otros, que sí deberán seguir aceptando el pago con dinero físico. Además, antes de entrar en vigor, la nueva norma deberá obtener el visto bueno del Parlamento. Un trámite, sin embargo, que no debería encontrar especiales obstáculos dada la alta popularidad del pago electrónico en Dinamarca.
Según datos del año pasado, sólo el 25% de las compras que se lleva a cabo en este país se realiza en metálico, a lo que se añade el uso cada vez más generalizado del móvil para realizar cualquier tipo de compra.
Casi un tercio de la población ya utiliza esta avanzada forma de pago gracias a la rápida implantación que ha tenido en estos últimos años la aplicación MobilePay del Danske Bank, el principal banco del país. Un mecanismo que acorta y simplifica el proceso de compraventa hasta el extremo. La tendencia es tal, que el Banco Central del país ha dejado de producir billetes y monedas. Tareas que, a partir de finales del 2016, asumirán en cantidades mucho menores empresas subcontratadas. De este modo, el organismo prevé ahorrar unos 100 millones de coronas (unos 13,4 millones de euros) hasta el 2020.
La mayor eficiencia económica es también el principal argumento utilizado por el Gobierno de centro-izquierda para justificar su nueva propuesta, dentro del nuevo paquete de medidas para potenciar el crecimiento presentado a pocos meses de las elecciones de septiembre. La paulatina eliminación del efectivo se ve como una forma eficaz de reducir costes y aumentar la productividad. Sus defensores también destacan que es un modo de evitar robos indeseados y reducir las posibilidades de evasión fiscal y corrupción.
En el Norte de Europa, Dinamarca no es una excepción. Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia son otros de los países que más están avanzando hacia la eliminación del efectivo. En todos ellos, los ciudadanos están acostumbrados a pagar con tarjeta hasta los artículos más pequeños y baratos, como chicles o snacks. Algunas sucursales bancarias, incluso, han dejado de distribuir billetes. En ciudades como Copenhague o Estocolmo, por ejemplo, las máquinas para comprar tarjetas de metro o autobús tampoco admiten metálico.
Pero los detractores de este cambio señalan que la desaparición del dinero físico podría perjudicar a los colectivos más desfavorecidos, como personas sin recursos e indigentes. Por otro lado, los hackers y riesgos de seguridad informática son otras de las amenazas.
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