viernes, 15 de abril de 2016

Alerta, superdepredadores prehistóricos al acecho: El Megalodón, el temible tiburón más grande que jamás haya existido, y las terroríficas ballenas dentadas, integrantes todos de la sorprendente fauna de la era Neozoica (Terciaria o Cenozoica)

Introducción

En la Era Terciaria existieron cetáceos, como los Basilosaurios, enormes ballenas dentadas con más de 20 metros, equiparables en tamaño a las grandes ballenas actuales. Su longitud superaba entonces, a la del Pliosaurio kronosaurus, cuyos mayores ejemplares no excedían los 14 metros; a quienes deseen profundizar, se recomienda la lectura del artículo "Evolución de los cetáceos".

Los Basilosaurus fueron los primeros cetáceos de gran tamaño, dado que surgieron durante el período Eoceno. Sus restos aparecen en el registro fósil hace 46 millones de años y desaparecen del mismo hace 36 millones de años. 

Sus huesos han sido ubicados en Estados Unidos (Alabama y Luisiana), pero también en Egipto, Pakistán, y otras comarcas.

Por esta distribución del registro fósil, se sabe que se difundieron ampliamente y en forma exitosa por el mundo.  


Un gran cambio climático, sucedido en los albores del Oligoceno habría determinado su extinción. 


Los Basilosaurios,cuyo nombre significa "rey de los reptiles" habitaban las ricas aguas costeras, donde encontraban abundante alimento, como sirenios, tortugas, peces, cetáceos más pequeños, y tiburones. 


Científicamente, los Basilosaurios se distinguen por su muy alargado cuerpo, y la posesión de dos patas posteriores vestigiales. 

Al principiar el siglo XIX, eran tan abundantes sus huesos en Norteamérica, que se usaban como muebles.

Algunos ejemplares medían 18 metros de longitud corporal y habrían pesado unas 15 toneladas. Sin embargo,  también se han estimado longitudes de 25 metros, asignándose a estos especímenes gigantescos, un peso de 30 toneladas. 



Su distribución geográfica, estaba en principio centrada en el océano de Tetis,originado hace 250 millones de años, y que todavía en el período Eoceno se extendía por Europa, Asia Menor, Persia y el Tíbet. 


Posteriormente, este cetáceo se expandió por extensas comarcas oceánicas. 

En su dieta se encontraban tiburones pequeños, moluscos y tortugas.Con una mandíbula prominente y 44 dientes grandes y afilados, "diseñados para atrapar y triturar" a sus presas, no contaba con ningún depredador que amenazase su dominio marítimo.


Con sus agudos sentidos de vista y oído, pasaría la mayor parte de su tiempo cazando variadas presas, ya que al ser un animal tan grande, necesitaría enormes cantidades de alimento para subsistir.


Sin embargo, su cerebro era pequeño, por lo cual no se le atribuyen conductas sociales.  Solamente se reunirían en épocas de apareamiento. 

Un supuesto esqueleto de Hydrarchos de treinta y cinco metros de longitud reunido por Albert Koch en 1845. Se acabó descubriendo que se trataba de un montaje de huesos de al menos cinco fósiles diferentes de Basilosaurus

Una de las cualidades más importantes, que nos hacen disfrutar de estos "super-depredadores prehistóricos" es la  longitud de su cuerpo, que resultaba verdaderamente impresionante. 



En la primera mitad del siglo XIX, un famoso anatomista estadounidense, señaló equívocamente, que se trataba de un  "reptil de 50 metros de largo" y de allí viene la denominación incorrecta de "Basilosaurus" término que significaría "reptil rey".

Richard Owen, el famoso cirujano y paleontólogo británico,director del Museo de Historia Natural de Londres, luego de investigar la columna vertebral,las costillas y las mandíbulas del extraño animal, se percató que se trataba de un cetáceo, es decir, de un mamífero marino.

Owen propuso entonces, cambiar el nombre de Basilosaurio, por el de "Zeuglodón" (diente de yugo) en referencia a los dientes de doble raíz, pero esta sugerencia no prosperó. 

Este enorme cetáceo dentado, antepasado de las actuales ballenas, poseía características anatómicas singulares.

En la región mandibular,contaba con un conjunto de elementos dentales, que resultaban tener un filo letal, preparados para cortar casi cualquier cosa que encontraran en su camino.

Los dientes de la zona delantera tenían un peculiar "diseño" con la forma de conos, concluyendo los investigadores, que cumplían la función de capturar las presas. 

Los dientes de la zona trasera, en cambio, disfrutaban de un diseño triangular, apropiados para desgarrar el cuerpo de sus víctimas. 



Sus características indican que se movía de modo similar al de las anguilas.

Su cuerpo era tan largo debido a que los elementos vertebrales, habían sufrido un estiramiento pronunciado.No tenía cualidades físicas para sumergirse a grandes profundidades, no era un nadador perfecto, y tampoco estaba equipado para desplazarse en tierra firme.

Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, fue el más grande depredador de su época. Hasta su extinción, en los albores del Oligoceno, no tuvo competidores próximos.



EL MEGALODÓN, EL TIBURÓN MÁS GRANDE DE TODOS LOS TIEMPOS

Conocido también como "tiburón megadiente", tiburón blanco gigante, y tiburón monstruo, fue una versión ciclópea del gran tiburón blanco actual.


Vivió en los mares de la Era Terciaria, desde hace 16 millones de años, extinguiéndose hace 2 millones de años atrás, (es decir que existió desde el Mioceno hasta fines del Plioceno).

Sus dientes, se han encontrado en estratos de Europa, las tres Américas, Oceanía, Japón, África, la India, Malta, las Canarias, e incluso en la fosa de las Marianas. 


Las estimaciones de tamaño, masa y longitud, han dado origen a encendidas controversias. 

El Profesor Bashford Dean , fue el primero en reconstruir la mandíbula en 1909, asignándole una longitud de 30 metros.


Esta dimensión, en extremo exagerada, resultó equívoca por el pobre conocimiento de la dentadura del megalodón en ese tiempo y por estructuras musculares inadecuadas. 


Posteriores métodos, han propuesto tamaños variables: 13 metros, 15,5 metros y 16,8 metros. Muchos expertos actuales son de la opinión que alcanzaba los 16 metros, superando en tamaño, al pacífico tiburón ballena de nuestros días. 


En cuanto a su masa corporal, también existen estimaciones variables, según la longitud, planteándose para ejemplares de 15 metros,unas 47 toneladas; para  ejemplares de 17 metros, unas 59 toneladas. 



La desaparición de estos gigantescos escualos, está relacionada con 3 factores : el cambio climático, la falta de suficiente alimento, y la aparición de competidores muy exitosos.

Al establecerse el istmo de Panamá, se produjo un gran enfriamiento de las aguas oceánicas,desencadenándose una glaciación en el hemisferio boreal

Su expansión durante el Plioceno, hizo aparecer inmensas masas de hielo,con lo cual, el descenso en el nivel del mar, fue notable.

Estos cambios climáticos influyeron negativamente en el Megalodón, que estaba adaptado para desenvolverse en aguas cálidas. 


Así comenzó el declive del gigantesco escualo, que se fue extinguiendo lentamente. 

Además, las áreas de cría, fundamentales para mantener la especie, se redujeron drásticamente.

A ello se sumó, que tras la consolidación del istmo de Panamá, se extinguieron numerosas especies de cetáceos de las que se alimentaba el megalodón. 


La falta de alimento, está  explicada porque durante el Plioceno, muchas de las grandes ballenas,comenzaron a migrar a las aguas frías de los círculos polares, donde  por razones de sus bajas temperaturas ) el monstruoso tiburón, no podía seguirlas. 

Al quedar este apetitoso bocado fuera de su alcance, el megalodón se volvió "caníbal", cazando a los ejemplares más jóvenes que se desarrollaban en los trópicos.

Por último, la competencia planteada por los grandes delfines depredadores, surgidos a fines del período Mioceno, desbancó a los "tiburones monstruos" de su pedestal como predadores superiores. 

Las "orcas" ya habían hecho su aparición, y su táctica de cazar en "manadas", debe haber desempeñado un decisivo papel en el declive y la extinción total de los más grandes escualos de los que se tenga noticia.

Ilustración de una cabeza de tiburón actual junto a fósiles de dientes de C. megalodon por Nicolás Steno (Disección de la cabeza de un tiburón, 1667)

Nota curiosa

Durante la Edad Media y el Renacimiento, los grandes dientes del tiburón Megalodón, fueron interpretados de una manera insólita. De acuerdo a las ideas entonces imperantes, se señalaba a tales dientes por parte de los sabios del momento, como "lenguas petrificadas de dragones y serpientes de mar".

Agradecimiento y cierre:

Como es habitual, deseo expresar mi más profundo agradecimiento a los ingenieros Juan Carlos Anselmi Elissalde y Aulo Fernando García Texeira, por haber ilustrado con hermosas e inspiradas imágenes, el presente texto.

Brunetto se despide de los ya consecuentes cibernautas, con un cálido abrazo.

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