sábado, 7 de marzo de 2015

Los gigantes marinos: variedad sin fin en tamaños y formas, que aún nos asombran y nos provocan admiración y respeto

Aquí presentamos los buques insignia de la extinta biología marina, acompañados al final del texto de una impresionante galería de imágenes

Muchos reptiles de la Era Secundaria vivieron en los mares. Su tamaño iba desde lo más pequeño hasta los enormes monstruos marinos.

El Elasmosaurio del Cretáceo medía poco más de quince metros, y se podía mover con una velocidad increíble.

Sin embargo, uno de los más temidos de aquella época, era el pequeño Mesosaurio, de no más de sesenta centímetros de largo, aparecidos en los mares hace aproximadamente 300 millones de años, en el período Carbonífero, uno de los más notables de la Era Paleozoica.

Unos setenta millones de años más tarde, ya en el período Triásico, el océano se pobló con las primeras especies de Icitiosaurios, de mucho mayor tamaño, pues medían entre tres y diez metros de largo, según la especie.


Al principio, aunque ya adaptados a la natación, tenían aletas rudimentarias, y la cola terminaba en punta, como la de los lagartos y serpientes. Sin embargo, su desenvolvimiento acuático fue modelando su cuerpo a las condiciones hidrodinámicas, pareciéndose externamente cada vez más, a los peces y delfines.


Ya en el comienzo del Cretácico, los Ictiosaurios tenían la cola bifurcada parecida a la de los tiburones, y contaban con una aleta dorsal estabilizadora. Las aletas delanteras crecieron notablemente, en detrimento de las traseras, lo mismo que sucedió con los tiburones, los peces espada, y los cetáceos.


Ciertas especies de Ictiosaurios desarrollaron una larga espina aguzada en la mandíbula superior, similar a la de los peces espada. Andaban agrupados y su dieta era diversa según las especies. Los restos fósiles permitieron a los paleontólogos, determinar por los diferentes tipos de dientes, que algunos comían moluscos de concha dura y crustáceos, mientras que otros se alimentaban de peces, y otros devoraban moluscos blandos.


Los restos de Ictiosaurios tienen un prestigio especial: no sólo se cuentan entre los primeros fósiles de grandes reptiles prehistóricos hallados por los buscadores de huesos del siglo XIX ; más importante aún, fueron examinados y descritos por George Cuvier, el padre de la "Paleontología de Vertebrados".


En 1811, mientras buscaba caracoles y conchillas para vender a los turistas, la joven Mary Anning encontró en la costa del sur de Inglaterra, el esqueleto de un animal inmenso. Estudiados por Cuvier, los huesos fueron identificados primero como pertenecientes a un cocodrilo marino, pero muy pronto, el hallazgo de nuevos restos, permitió enmendar el error.

En efecto, el animal parecido a un pez pero con las características óseas de un reptil, fue llamado Ictiosaurio.


Algunos Ictiosaurios presentan en la cavidad intercostal, restos de varios Ictiosaurios bebé. Los expertos concluyeron entonces, que eran restos de crías devoradas por ejemplares adultos, un ejemplo más de canibalismo animal.

Posteriormente, los paleontólogos se percataron que se trataba de hembras de ictiosaurio, con varias crías en su seno.

Al contrario de lo que se creía, los Ictiosaurios practicaban una intensa vida familiar. Grabado del siglo XIX, representando un Ictiosaurio acompañado por dos Plesiosaurios de flexible cuello, reposando en una playa jurásica.

¿Estos animales eran ovovivíparos, es decir que los huevos se desarrollaban dentro del cuerpo de la madre y las crías nacían vivas, o eran vivíparos, como los cetáceos marinos actuales?

Una pregunta interesante pero todavía sin respuesta.

Prometiendo continuar con tan apasionantes temas, Brunetto se despide de los amables lectores con un cálido abrazo para todos.

Galería de imágenes de otras pavorosas criaturas devoradoras

El gigantesco Archelón del Cretáceo, tortuga marina de 4 metros

Cryptocleidus, de dientes aserrados

Mosasaurio, magnífica criatura marina

Tamaño comparativo entre el hombre y un crestado Mosasaurio de 15 metros

Notosaurus del Triásico

Plesiosaurio atacando un banco de peces

Geosaurus devorador de peces

El Elasmosaurus del Cretácico, de serpenteante cuello, que llegaba a los 15 metros de longitud corporal

Este Elasmosaurus de 14 metros, presentaba el cuello y la cabeza más largos que su cuerpo; la cola era diminuta

El Plesiosaurio nadando, en plena cacería

Dos Ictiosaurius en lucha; este reptil acuático tuvo variedades que llegaron a 12 metros de largo

Titánica lucha de dos colosos marinos

Agradecimiento y cierre:

Destacamos la invalorable colaboración de los ingenieros Juan Carlos Anselmi Elissalde y Aulo Fernando García Texeira en las ilustraciones que engalanan este artículo.

Se aclara además que todos los artículos de este sitio digital de autoría del suscrito Carlos Alberto Brunetto, tienen por objetivo principal el empoderamiento de las actividades educativas y de divulgación cultural, así que un importante esfuerzo ha sido hecho para presentar conceptos, descubrimientos, teorías, y conclusiones técnicas y socio-políticas, sin utilizar un rebuscado vocabulario propio de especialistas, y tratando de presentar las ideas con el mayor rigor posible aunque siempre buscando sencillez y fácil comprensión.

Esperando que este contenido haya sido de utilidad y agrado para los benévolos ciberlectores, como es habitual Brunetto se despide de todos con un fuerte abrazo, y hasta la próxima entrega.

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