miércoles, 9 de marzo de 2011

Estudiando las mareas, tomando el pulso a las mareas: La Luna, el Sol, el viento, influyen ellos en más de un sentido sobre el planeta y sobre sus océanos








EL FENÓMENO DE LAS MAREAS

Las mareas son fundamentalmente, lentos movimientos de ascenso y descenso de las aguas, provocados por la acción gravitatoria del Sol y de la Luna. Durante horas, el mar crece e invade las tierras hasta alcanzar un máximo, que se llama "Pleamar". Luego, por horas, el nivel del mar desciende hasta alcanzar un mínimo, la "Bajamar".

Lo frecuente y normal, es encontrar dos máximos y dos mínimos cada día, o sea, dos "pleamares" y dos "bajamares". Sin embargo, hay lugares donde sólo se produce una "pleamar" y una "bajamar" en cada día (y ello es característicos de latitudes geográficas bajas).

La diferencia entre ambos niveles, llamada "altura o amplitud de la marea" es muy variable, y la misma depende en mucho, de la forma de la costa en la cual se produce el fenómeno.

La Luna es la principal causante de la marea, dada su gran proximidad a nuestro planeta, en promedio unos 384.000 kilómetros.

La influencia del Sol, es por su alejamiento, solamente 2/5 de la que ejerce nuestro satélite natural. La distancia media que separa la Tierra del Sol, es de unos 150 millones de kilómetros (la conocida "Unidad Astronómica").

El período diurno de la marea coincide con el día lunar, cuya duración es de 24 horas y 50 minutos, o sea, que la Luna aparece cada día, frente al mismo lugar, 50 minutos más tarde que el día anterior.

Una prueba de ello, es que la hora de la "pleamar", de la mañana o de la tarde, de dos días consecutivos, se presenta con un atraso de 50 minutos.

Así, por ejemplo, cuando se observa una alta mar a las 8 horas de la mañana de un determinado día, la pleamar matutina del día siguiente se presentará a las 8 horas y 50 minutos. Como consecuencia, cada punto de la costa pasará una pleamar cada 12 horas y 25 minutos.

Corresponde señalar que a lo largo de un mes, las pleamares tienen distinta altura, según las posiciones relativas de la Luna y el Sol.

La atracción de ambos astros puede sumase, cuando la Tierra se encuentra en línea recta con la Luna y el Sol, como sucede en la "conjunción" (es decir en "Luna Nueva" o "Novilunio") y por otra parte en la "oposición" (o sea en "Luna Llena" o "Plenilunio").

En ambos casos, las aguas alcanzan las mayores alturas y se llaman "Mareas Vivas".

Las atracciones se contrarrestan cuando la Tierra forma con la Luna y el Sol un ángulo de 90 grados, o sea en las llamadas "cuadraturas", es decir, en el "Cuarto Creciente", y en el "Cuarto Menguante". Se registran entonces, las menores alturas de las aguas, las denominadas "Mareas Muertas".


IMPORTANCIA DE LAS MAREAS

Cuando la marea es de gran amplitud, como en los canales y en las costas recortadas con golfos profundos, y cuando se suma la acción de las corrientes de marea (movimientos de traslación en las costas), su importancia física y humana es muy grande.

En esos casos, las aguas pueden cubrir y descubrir muchos kilómetros de tierra.

Estas aguas, que se mueven alternativamente en sentidos opuestos, obviamente influyen en el modelado costero y en la navegación.

Además, en esas "áreas anfibias", la vida reviste caracteres únicos, por la "adaptación" que deben sufrir los seres que las pueblan.

En algunos ríos, que son de fondo poco profundo, y que puede presentar obstáculos, se produce el choque de las aguas fluviales y las marinas, tan famosas como el "Pororoca" del caudaloso río Amazonas, o el "Mascaret" del río Sena.


El "Mascaret", llamado "barra de agua", no es propiamente hablando, ni una ola ni una corriente, aunque sus efectos son parecidos a los de una y otra.

En realidad el "Mascaret" es una brusca elevación del nivel de las aguas, que se presenta en compañía de una ola rompiente, y que acompaña la subida de la marea en varios estuarios. Y cuando este fenómeno es fuerte, causa estragos en las orillas.


En varios ríos, la penetración de las aguas de marea tiene una gran importancia económica, pues brinda la oportunidad de establecer puertos a gran distancia del mar. Ese es precisamente el caso de los grandes puertos del Mar del Norte, como Londres en el Támesis, Amberes en el Escalda, y Hamburgo en el Elba.

Los puertos así situados amplían su zona de influencia, la cual se ve favorecida.


Como "el ritmo y la amplitud" de la marea son variables según los lugares, es imprescindible el estudio particular de cada costa, para así lograr el mayor provecho posible.

Algunos puertos dan cabida a buques de gran calado sólo en pleamar, y por ello, hay que conocer exactamente a qué hora se registran los distintos niveles de las aguas, para así autorizar o no el movimiento de los buques.

Aún un puerto como el de Montevideo (en Uruguay), cuyo estuario se modifica apenas unos decímetros a causa de la marea, sólo permite un buen movimiento de buques de gran calado con pleamar, junto a vientos favorables. Es preciso considerar también que las mareas son primordialmente "eólicas".

En el aludido puerto, el atraso entre la hora teórica de la pleamar y la real, es de 2 horas 30 minutos. Estos atrasos especiales para cada puerto, se conocen con el nombre de "establecimiento de puerto". Cada puerto tiene su "atraso" perfectamente conocido.









CONSIDERACIONES VARIAS

Aunque las mareas, como expresamos, son movimientos de las superficies líquidas, fundamentalmente de mares y océanos, también existe una marea "aérea", que es posible registrar con aparatos especiales.

Los árabes, que durante la Edad Media tomaron la "antorcha del saber" y se transformaron en grandes cultores de todas las ciencias, fueron los primeros en advertir la acción del Sol, con su poder calorífico, en la dilatación de las aguas (recordar el siguiente principio físico: "el calor dilata los cuerpos y el frío los contrae").

Por su parte, los chinos, habitantes del "Celeste Imperio", con su pensamiento oriental, poético, y simbólico, consideraban a las aguas como "la sangre de la tierra", y a las mareas como a "su pulso". Notable y exquisita figura poética, por cierto.

LA MAREA COMO FUENTE DE ENERGÍA

La última gran conquista de los estudiosos del mar es el aprovechamiento de la fuerza de las mareas. Una vez más se confirma, que lo que pudo ser destrucción y riesgo, también puede transformarse, mediante el estudio y el trabajo, en una gran ventaja para nuestra especie.

Los franceses son los pioneros en la utilización de la "energía maremotriz", a cuyos efectos se trabaja en el estuario del Rance, en la costa de Bretaña (región histórica en el noroeste de Francia).



CENTRAL ELÉCTRICA MAREMOTRIZ EN EL ESTUARIO DEL RÍO RANCE (en la Región de Bretaña, en Francia)



La usina maremotriz del "Valle de la Rance" (Bretaña, Francia) fue inaugurada en 1966. El dique de contención tiene una longitud total de 750 metros, e incluye exclusas para dejar o no pasar agua, y una autoruta que enlaza las ciudades de Dinard y Saint Malo, Departamento de Ille y Vilaine, en la región de Bretaña.


La Bahía de Fundy en la costa atlántica de Canadá, en el extremo norte del Golfo de Maine, entre las provincias canadienses de Nuevo Brunswick y Nueva Escocia











Agradecimiento y cierre:

Destacamos la invalorable colaboración de los ingenieros Juan Carlos Anselmi Elissalde y Aulo Fernando García Texeira en las ilustraciones que engalanan este artículo.

Se aclara además que todos los artículos de este sitio digital de autoría del suscrito Carlos Brunetto, tienen por objetivo principal el empoderamiento de las actividades educativas y de divulgación cultural, así que un importante esfuerzo ha sido hecho para presentar conceptos, descubrimientos, teorías, y conclusiones técnicas y socio-políticas, sin utilizar un rebuscado vocabulario propio de especialistas, y tratando de presentar las ideas con el mayor rigor posible aunque siempre buscando sencillez y fácil comprensión.

Esperando que este contenido haya sido de utilidad y agrado para los benévolos ciberlectores, como es habitual Brunetto se despide de todos con un fuerte abrazo, y hasta la próxima entrega.

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