viernes, 22 de agosto de 2014

Cierta alarma en los círculos científicos por la posible trayectoria de impacto con la Tierra del asteroide 1950 DA


Evaluando la posibilidad de una nueva amenaza cósmica

Los científicos de todo el orbe, estudian las posibilidades de librarnos de la potencial amenaza que podría significar el asteroide (29075) 1950 DA.

Este potencial asesino cósmico fue descubierto inicialmente en 1950, pero luego desapareció en la inmensidad del espacio interplanetario, y recién volvió a ser visualizado a fines del año 2000.

Los astrofísicos de la universidad de Tennessee, han revisado el cálculo de su órbita, y han determinado que, de seguir su trayecto actual, chocaría con la Tierra el 16 de marzo del año 2880.

Un "impacto profundo", que se daría en el Atlántico Norte, y que por su altísima velocidad, sin duda liberaría una energía de tal magnitud, que aniquilaría la civilización, además de poner en jaque a todos los seres vivientes.

Efectivamente, el planetoide viaja a 15 kilómetros por segundo, es decir, a unos 54.000 kilómetros por hora. El colosal encuentro cósmico generaría una energía superior en más de dos millones de veces la producida por la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. En otros términos, comparable a una explosión de casi 45.000 megatones de dinamita.

Las  dimensiones de este astro son considerables, dado que su diámetro supera los 1300 metros y curiosamente, gira sobre sí mismo en 2 horas y 6 minutos. Por lo tanto, las fuerzas cohesivas previenen la ruptura rotacional del asteroide, formado por escombros apilados.

Es decir, la acelerada rotación terminaría quebrando este cuerpo en trozos y fragmentos de múltiples tamaños.

Eso pronostican los expertos, pero lo cierto es que hasta el momento, tal hecho no se ha podido comprobar fehacientemente.

Otros son de la opinión, que mientras el cuerpo asteroidal se mantenga entero, se podría idear una estrategia para evitar el eventual impacto.

Pero también hay investigadores que sostienen que si el "planetoide" no se desintegra en el trayecto, quizá se encuentre con otro cuerpo rocoso, con el que tal vez choque, evitando así el impacto directo con la Tierra.

En el hipotético caso de "impacto profundo" con nuestro mundo, se generarían  terremotos devastadores, o temibles maremotos, de caer efectivamente en el océano,  además de provocar cambios climáticos y trastornos atmosféricos de considerable significación.

En lo personal y como ya lo he hecho en otros casos similares, sugiero tranquilidad y mesura.

Científicamente se impone un serio estudio de un fenómeno astrofísico, y no un cálculo del fin del mundo.

Posiblemente no haya motivo alguno de alarma.

Los astrofísicos aseguran que el planetoide se fragmentará, antes de tomar contacto con la atmósfera terrestre.

Y si así no fuera, se enviarían misiones robóticas, para colocar en su superficie cargas nucleares, que detonadas en forma controlada, le harían cambiar su órbita, con lo que el astro se perdería en el espacio.

Además, es preciso considerar que en los ocho siglos que nos separan del eventual impacto, seguramente la tecnología avanzará lo suficiente como para detener esta amenaza cósmica.

Galería de imágenes

Simulación del acercamiento y posible impacto del asteroide con la Tierra en el año 2880.

Esta gráfica didáctica muestra las trayectorias orbitales de 1400 asteroides tipo NEO (Near Earth Object) junto a las órbitas de algunos planetas. Estos 1400 asteroides fueron seleccionados para su inclusión en el gráfico, además por tener más de 140 metros de largo, y por tanto ser los más peligrosos para nuestro mundo.

La imagen muestra una nueva cámara propuesta recientemente por la NASA, para localizar asteroides tipo NEAR. Esta nueva cámara dispone de un sensor llamado NEOCam chip que usa un mayor número de pixeles que los precedentes y tiene una mayor sensibilidad.

El asteroide (29075) 1950 DA fue descubierto el 23 de febrero de 1950, y observado durante 17 días, y luego se lo perdió de vista por casi medio siglo. Se lo volvió a ubicar en el año 2000. Los astrónomos estiman que este cuerpo tiene 0,3 % de posibilidades de chocar con nuestro mundo el 16 de marzo de 2880, y en ese caso impactaría a 38.000 millas por hora.

Posible evolución del Tsunami luego del impacto del asteroide 1950 DA en el océano.
La simulación de este posible choque fue desarrollada en la Universidad de California, en Santa Cruz, estimándose que se producirían olas de hasta 400 pies (120 metros) sobre la costa atlántica.

Ilustración artística elaborada por la NASA de un impacto hipotético de un asteroide de unos 1.000 km de diámetro contra la Tierra. En promedio, un asteroide de 1 km de diámetro golpea nuestro mundo cada millón de años, y uno de 5 km de diámetro choca contra la Tierra cada 10 millones de años. Se estima que hay un choque cada 2.000 millones de años de un asteroide de 1.000 km de diámetro.
El asteroide llamado 1950 DA es una roca con un diámetro de 2/3 de milla, y que con respecto a la Tierra viaja a una velocidad relativa de 15 km por segundo (9 millas por segundo). Si este cuerpo chocara con la Tierra, lo haría con una fuerza de unos 44.800 megatones de TNT. La probabilidad de que efectivamente se produzca un choque en el año 2880 es relativamente baja, 0,3 %, pero aún así, este impacto es al menos 50 % más probable que el de cualquier otro asteroide conocido.

El asteroide (433) Eros es uno de los tantos objetos cercanos a la Tierra que podrían en algún momento impactar contra nuestro mundo.
Eros ha sido visitado en el año 2000 por la sonda NEAR Shoemaker,
y después de una serie de maniobras, dicho artefacto logró posarse sobre el asteroide el 12 de febrero de 2001.

La "ley de Murphy" es una recomendación empírica formulada como si se tratara de una ley científica, y que en una de sus interpretaciones establece : Si algo es teóricamente posible, conviene actuar, organizarse, y protegerse, como si en un futuro ello  efectivamente fuera a acontecer, a efectos de minimizar posibles consecuencias negativas y costos.

La recomendación de Murphy conviene tenerla en cuenta en múltiples aspectos, tanto en la vida personal y cotidiana, como en política exterior o política económica, emprendimientos comerciales, proyectos científicos, crecimiento demográfico, efectos provocados por el cambio climático y la explotación de recursos naturales, efectos de la actividad sísmica y vulcanológica, influencias terrestres con origen en el espacio exterior tales como actividad de las supernovas, choques de asteroides y meteoritos sobre nuestro mundo, explosiones solares, etc.

La prensa escrita y los telediarios suelen encabezar las informaciones sobre posibles catástrofes naturales con titulares sensacionalistas, lo que no es bueno, pues los peligros derivados del espacio exterior y de la actividad geológica no deben ser minimizados, pues las cicatrices existentes en nuestro globo y las extinciones masivas de especies, son huellas que no deben ser menospreciadas.

Carlos Brunetto es quien escribe estas líneas, y en relación a los riesgos de los supervolcanes y posibles impactos de meteoritos, en lo personal prefiero no ser alarmista de más ni optimista de más. En lo profesional, no soy un investigador académico ni me dedico a la observación astronómica sistemática con fines de descubrimiento, sino que soy un docente uruguayo que me he dedicado a la divulgación científica y cultural, asunto que considero importante no solamente en el ámbito de la enseñanza y del conocimiento, sino como un insumo para políticos y filántropos, en el sentido que son fundamentalmente ellos quienes apoyan la investigación científica y los planes de contingencia, cuestiones muy importantes para que en un futuro no nos llegue a pasar como especie, algo similar a lo que sufrieron los dinosaurios hace 65 millones de años.

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