martes, 10 de enero de 2012

Horripilantes y feroces reptiles marinos de los remotos tiempos prehistóricos, contemporáneos de los grandes dinosaurios

Clidastes


Platecarpus


Plotosaurus


Tylosaurus


Hainosaurus


La gran diversidad de los reptiles marinos

Los Mosasaurios

Fueron un grupo muy exitoso de reptiles acuáticos, que se alimentaban de peces, tortugas y otros organismos marinos, incluyendo tiburones.

Se diversificaron en los mares del Cretácico tardío, época en que los ictiosaurios habían desaparecido y los plesiosaurios estaban en decadencia.


Su nombre significa "Reptil del Mosa" ya que sus mandíbulas fueron encontradas en una mina de carbón, y fue bautizado así en 1822 por William Daniel Conybeare (“Mosa” por el río Meuse que pasa por la ciudad de Maastrich, zona cercana al lugar del descubrimiento, y “saurus” por lagarto); imagen abajo del río a su paso por Maastricht.


Los restos fósiles del Mosasaurus han sido ubicados en Europa, África, y Norteamérica.


El mosasaurio era sin duda una magnífica criatura, con el cuerpo largo y robusto, y una cola musculosa, ancha y plana, para impulsar el nado.

Los miembros anteriores y posteriores se modificaron al modo de aletas, probablemente para controlar la dirección mientras nadaba.

Las largas y poderosas mandíbulas, tenían hileras de dientes anchos y afiladísimos. Con ellos trituraba a sus víctimas.

Todavía podía utilizarlos para perforar las conchas de las ammonitas, medusas anilladas muy comunes en los mares de ese tiempo.

Esto ha sido constatado gracias al hallazgo de conchas de ammonitas (o ammonites) con líneas de perforaciones, que perfectamente coinciden con la distribución de dientes de mosasaurios.

Lo más curioso, es que los gigantescos mosasaurios eran lagartos, emparentados cercanamente con los varanos modernos.

Su escamoso e hidrodinámico cuerpo, superaba los quince metros de longitud.

En el concenso científico se admite en general, que acechaban a sus víctimas, como cazadores de emboscada. Sin embargo, nuevos y sorprendentes enfoques, sostienen la presencia de una gran aleta caudal en el animal vivo, la cual le permitía moverse con gran celeridad y de un modo parecido a los tiburones.

Dotados de una gran potencia, podían pues, atacar, perseguir por largos períodos a gran velocidad, hasta capturar y devorar a sus presas.

Los Tylosaurios

Todos los mares del planeta estaban infectados por un grupo de reptiles terriblemente voraces. Y uno de los más peligrosos era el Tylosaurio, con fauces enormes y afilados dientes.


Su cuerpo estaba cubierto de brillantes escamas y placas óseas (ver abajo imagen), y a lo largo de su lomo, corría una larga hilera de puntiagudas espinas, formando una muy vistosa cresta.


La musculosa cola, muy desarrollada, le daba una gran movilidad, y le permitía giros imprevistos.

En los mares, vivían animales aún más grandes que el Tylosaurio. En los períodos de reproducción, las hembras de Tylosaurio remontaban los ríos, para dar a luz a sus pequeños.

La mayor parte de los ejemplares adultos medían una decena de metros, pero algunos superaban incluso los quince metros de longitud.


Y a algunos de sus parientes, se les ha asignado un largo máximo de diecisiete metros.

Hasta hace poco, predominaba en los círculos científicos la idea que de que estos reptiles acuáticos, se deslizaban con movimientos parecidos a los de las anguilas. El fundamento para este supuesto, obviamente eran sus numerosas vértebras, cercanas al centenar.

Nuevos estudios han demostrado que se desplazaban velozmente, al modo de los tiburones, gracias a una gran aleta caudal, con gran capacidad para perseguir a sus presas por períodos prolongados, hasta darle alcance y devorarlas ávidamente.

En el interior del fósil de un tylosaurio, se encontraron los restos de un tiburón de más de seis metros de largo, que fue posiblemente la última comida del reptil.

Los Tylosaurios eran luchadores irreductibles. Combatían sin tregua a sus oponentes: grandes tiburones, peces (aún los más fieros), aves dentadas de fauces de saurio, e incluso otros reptiles acuáticos.


El Tylosaurio, dentado y con el cuerpo blindado, era también el azote de los reptiles voladores (pterodáctilos y pterosaurios), a los que atrapaba en pleno vuelo.

Los Plesiosaurios


El Plesiosauro ha sido llamado, por algunos autores, "el reptil cisne", a causa de su largo cuello, y porque vivía siempre en el agua.

Largo y ágil, se deslizaba con sus patas, que eran verdaderas aletas.

El largo de su cuello, estaban en función de su particular técnica de pesca. El reptil vagaba por los mares, con el cuerpo totalmente inmóvil, moviendo imperceptiblemente las aletas.

Su cabeza giraba, de un lado hacia otro, tratando de divisar alguna presa.

Solamente iba a tierra firme, para desovar en la orilla: un comportamiento similar al de las actuales tortugas.

En tierra se movía con torpe embarazo, arrastrándose con las anchas aletas. Brillante y húmeda, su piel seguramente presentaba manchas multicolores, que realzarían su majestuosidad y belleza.

Llegado al sitio que consideraba apropiado, practicaba un hoyo en la arena, excavado con sus fuertes "paletas", depositaba los huevos, y retornaba al mar, desapareciendo con gallardía en el espumoso oleaje.

Al eclosionar los huevos, las crías, al igual que las tortugas pequeñas, hacían una peligrosa carrera hacia el mar. Muchos ejemplares eran presa de oportunos depredadores.


El Macroplata, era un plesiosaurio marino, de unos nueve metros de longitud.

Este apasionante tópico indudablemente no se agota aquí, así que continuaremos en otra oportunidad.

Más sobre el Liodon haumuriensis o Leiodon haumuriensis

Este animal vertebrado fue un reptil marino carnívoro, muy voraz. Vivió en la era secundaria, cuando los dinosaurios dominaban el mundo. Los primeros restos fosilizados fueron ubicados en el año 1869 en Nueva Zelanda -isla Sur- por Edwin Holmes, reconocido investigador en varios campos científicos.

Ávido devorador de peces y de otros organismos acuáticos, este reptil tenía el aspecto de una gran serpiente marina.

Su cuerpo cilíndrico era semejante al de una anguila gigante. Los paleoartistas aveces lo han representado con un cuerpo amarillento, con protuberancias, ornado por una cresta roja. En otras ocasiones, de un color verdoso, y ostentando una cresta marrón o negra.

Su hocico, más bien corto, presentaba dientes cónicos y puntiagudos.

Sus aletas eran relativamente pequeñas, utilizándolas para controlar el nado.



Valiéndose de un movimiento serpentiforme, se deslizaba ágilmente por el agua, impulsándose con la potente y larga cola.

Los restos son fragmentarios, y hasta el presente, no se ha encontrado ningún esqueleto completo.

Los científicos han estimado en principio, que medía unos 35 metros de longitud, constituyéndose -de ser acertada la cifra- en el organismo vertebrado marino más largo del que se tenga conocimiento.

Por una información complementaria, se sugiere consultar el artículo de fecha 27 de julio de 2015.

Galería de imágenes

Clidastes






Tributo al Tylosaurus


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Monstruos marinos del período cretácico

Parte 1/6


Parte 2/6


Parte 3/6


Parte 4/6


Parte 5/6


Parte 6/6


Monstruos marinos del período jurásico

Parte 1/2


Parte 2/2


Monstruos marinos del mioceno, cuarta época geológica de la era cenozoica y primera época del período neógeno

Parte 1/5


Parte 2/5


Parte 3/5


Parte 4/5


Parte 5/5